La 250F de Froilán, con el número 12, había conseguido el record de vuelta en clasificación, que fue luego apenas superado por la Lancia-Ferrari de Fangio. Largada la competencia, Froilán tomó decididamente la punta, que conservó hasta la cuarta vuelta, en que la rotura de una válvula lo obligó a abandonar. Menditeguy y Moss, con máquinas similares, tomarían la punta en algún momento. La carrera sería ganada por Fangio con la Lancia-Ferrari que Luigi Musso le cediera, según la costumbre de la época.La Maserati (El Maserati, no le queda bien, ¿no?) 250F fue, indiscutiblemente, el más acabado ejemplo del auto de carrera de los míticos años cincuenta.

Tanto los más encumbrados pilotos cuanto los más calificados periodistas de la era del motor delantero –que en breve llegaría a su fin-, coincidirían entonces en atribuirle al auto, aquella indiscutida distinción. La 250F no alcanzaría el impresionante record de triunfos sucesivos de las Alfettas, por ejemplo, ni se produciría en la cantidad de las Bugattis destinadas a pilotos particulares, que las llevaron a ganar, literalmente, miles de carreras. Pero compartiría con esas dos marcas muchas virtudes. A partir de la aparición del modelo en el escenario del Grand Prix, pocos fueron los pilotos de primera línea que en alguna oportunidad no lo condujeron. Desde sus primeras apariciones hasta el cese de su producción, decenas de 250Fs participaron con éxito en prácticamente todas las pistas de carreras de la época.

En tiempos en que la fragilidad mecánica era moneda corriente, al punto de validarse, en los campeonatos de aquellos tiempos, el recurso del cambio de pilotos sobre distintos autos de la misma escudería, la 250F demostró ser un prodigio de robustez, confiabilidad y fácil mantenimiento, lo que rápidamente la convirtió en la elección mas razonable para los clientes-carrera de la marca, gracias a ésas y a otra de sus singulares características: su performance. Si se permite una apresurada simplificación, podría decirse que otros autos eran muy maniobrables pero no tan veloces, o que eran muy rápidos pero indóciles. O poco confiables. Pero la 250F lo tenía todo. En el auto se habían aplicado recursos mecánicos debidamente probados y vastamente experimentados, incluidos en un diseño de una belleza abrumadora.

La brevedad a la que esta nota restringe, obliga a rescatar sólo algunos elogios de entre los innumerables que se le tributaron a la 250F: "El sorprendente Maserati. El arquetipo de los coches de carrera de los 50. El auto de carrera más lindo de la historia". (David Burgess-Wise, el más destacado periodista y editor especializado británico).

"Creo que lo más opuesto a los autos de estilo catedral eran las Maserati 250F monoposto, me gustaban mucho. Corría (yo) con Maserati 250F, mi modelo de monoposto preferido…. que también lo era para Fangio". Bitito Mieres en "Por qué ser Normal" (Roberto Mieres con Jorge Macome). "Cuando evoco las 67 carreras en que manejé una Maserati, recuerdo algunas frustraciones y muchas grandes emociones. La clase de emoción que uno sólo puede experimentar manejando un auto de pura sangre, concebido para darle batalla a los mejores, y placer a sus pilotos. No siempre fueron los más veloces, pero invariablemente eran los mejor balanceados. Su Uno quiere, realmente, vivir, maneje una 250F a 9.000 rpm." (Sir Stirling Moss, en el prólogo del enciclopédico libro "Maserati". Richard Crump y Rob de la Rive Box).

En el 2009, la revista inglesa "Octane" realizó una encuesta entre los 33.000 lectores y 100.000 seguidores de su página web. Al elegir al mejor auto de carreras de todas las épocas, entre los que se encontraban el Auto Unión C, el Lotus 49, el Porsche 917 y el Mercedes Benz W196, la Maserati 250F resultó ganadora por abrumadora mayoría. El presidente del comité del Royal Automobile Club, dijo entonces: "El Maserati 250F combina lo mejor en diseño superlativo e ingeniería de competición. Su estilo y atractivo son intemporales".

La 250F fue la herramienta que utilizaron numerosos pilotos privados de la época para descollar en competencias en las que participaban autos de la escudería oficial, sin desentonar y alcanzando performances similares a las de los oficiales, circunstancia que hoy en día sería impensable. E imposible.

La tinta con la que se escribió la crónica de esta carrera, se secó. Las trompetas de la victoria, enmudecieron. Los laureles de la corona, se marchitaron. Pero el recuerdo de la epopeya pervivió, y quedará en la Historia del Automovilismo de manera imperecedera. Juan Manuel Fangio + Maserati 250F + 5° Campeonato = La Carrera de la Historia.

¿Es exagerado proclamar que aquella extraordinaria ecuación, jamás se volverá a repetir?

26 Unidades se fabricaron en 3 series, entre 1954 y 1958. Todas compartieron, básicamente, la estructura tubular, las suspensiones (la trasera, en las primeras versiones, a eje rígido; luego, puente De Dion); la carrocería de aluminio y el motor. Lógicamente, con las variantes, adecuaciones e incrementos correspondientes a un auto de carrera en evolución. En la génesis de la 250F participaron varios reputados diseñadores: Gioachino Colombo, Vittorio Bellentani y Alberto Massimino. El chasis tubular fue construido por Valerio Colotti. El motor de Giulio Alfieri es un 6 cilindros en línea súpercuadrado de 2.500 cc; doble árbol de levas a la cabeza; doble encendido; doble magneto Marelli, 3 carburadores Weber bicuerpo 40 o 45, según versión. Entregó, según las etapas, entre 240 HP a 7.200, y 270 HP a 8.200 rpm Se experimentó con inyección y hasta con válvulas desmodrómicas (¿Mercedes W196?). Ambas alternativas se descartaron. La alta compresión (entre 10,1:1 y 12,5:1, según la etapa) requería combustibles especiales. La caja puente era una Colotti de 4 o de 5 marchas, según la versión. Se emplearon frenos a disco Dunlop (Mike Hawthorn en Buenos Aires, 1956) como alternativa a los de tambor originales.

Guillermo Aguirre

CARRERAS CORRIDAS:
46 F1 Grandes Premios puntuables.
(277 participaciones de pilotos)

CARRERAS GANADAS: 8
1954:(Argentina,Bélgica- J.M. Fangio)
1956:(Monaco, Italia – Stirling Moss)
1957:(Argentina, Mónaco, Francia, Alemania – J.M. Fangio)

CAMPEONATOS DE PILOTOS: 2
1954: J.M. Fangio (Maserati/Mercedes)
1957: J.M. Fangio

Así llamamos a El Elegido, protagonista de esta nota. Es la unidad Así llamamos a El Elegido, protagonista de esta nota. Es la unidad salida de los talleres de Módena en Diciembre de 1955 con el número de serie 2520 y destinada a iniciar la lucha por el campeonato de 1956, cuya primera competencia sería la de la Temporada Argentina. El piloto sería nada menos que Froilán González, hasta el año anterior el niño mimado de Enzo, con cuyas máquinas el Cabezón de Arrecifes había obtenido rutilantes triunfos.

Luego del retiro de la Mercedes Benz a consecuencia del accidente de Levegh en Le Mans, Fangio, quien ya contaba con 3 campeonatos en su haber, fue rápidamente contratado por la Ferrari, que había depositado grandes esperanzas en el modelo que incorporaría el nuevo motor Lancia de ocho cilindros en V. Maserati, por su parte, aprontó su probada herramienta, confiando en las cualidades que habían quedado claramente demostradas en temporadas anteriores. Debemos recordar que el Campeonato Mundial de 1954 Fangio lo obtuvo para Mercedes con los puntos cosechados en las dos primeras carreras de ese año, que –por cierto- las ganó con Maserati.

La escudería oficial Maserati inscribió 8 unidades de la 250F para esa primera carrera de 1956 en Buenos Aires. Los pilotos serían: Froilán González, Menditeguy, Behra, Moss, Hawthorn, Piotti, Landi y Uria "Bocha" González.

La 250F de Froilán, con el número 12, había conseguido el record de vuelta en clasificación, que fue luego apenas superado por la Lancia-Ferrari de Fangio. Largada la competencia, Froilán tomó decididamente la punta, que conservó hasta la cuarta vuelta, en que la rotura de una válvula lo obligó a abandonar. Menditeguy y Moss, con máquinas similares, tomarían la punta en algún momento.

La carrera sería ganada por Fangio con la Lancia-Ferrari que Luigi Musso le cediera, según la costumbre de la época.

El auto fue luego conducido por Pablo Gulle en el Gran Premio de la Vendimia, Mendoza, carrera en la que inconvenientes con el combustible no le permitieron al piloto cuyano alcanzar más que la octava posición. El auto volvió a Europa donde fue adquirido por Alan Jones –quien sería campeón mundial con Williams en 1981- y con la conducción de su hijo Stan participó de varias temporadas del campeonato de Oceanía. Posteriormente fue adquirida por dos sucesivos dueños británicos, hasta que terminó recalando en nuestro país. La radicación definitiva en Argentina de este paradigmático auto de carrera, es un orgullo y un privilegio que se nos brinda a todos quienes amamos a tales ejemplos de la mejor ingeniería y diseño italianos. En la mejor época.