Los autos que pudiera haber tenido pero no… (Capítulo IV)

Los autos que pudiera haber tenido pero no… (Capítulo IV)

Querido sobrino:

Los autos que pudiera haber tenido pero no… (Capítulo IV)
Tracta barnfind.
Tracta "barnfind".
Los autos que pudiera haber tenido pero no… (Capítulo IV)
Los autos que pudiera haber tenido pero no… (Capítulo IV)
Los autos que pudiera haber tenido pero no… (Capítulo IV)
Los autos que pudiera haber tenido pero no… (Capítulo IV)
Los autos que pudiera haber tenido pero no… (Capítulo IV)

Quisiera mencionarte, un auto muy raro, por las pocas unidades fabricadas, que conocí y traté, infructuosamente, de comprar.

En el amanecer de CAdeAA, ahí por el ´79, emprendimos un viaje a Saladillo donde había un desarmadero con varios Ford A desguazados. Mis compañeros de este viaje de arqueología mecánica fueron Horacio Giorzzo (Socio Nº 1) y Marcelo Leonardi (Socio Nº 2), los dos fundadores del Club, hoy medio desaparecidos por diversos motivos.

En Saladillo compramos algunas piezas para nuestros Fordcitos y emprendimos la vuelta. Marcelo, conocedor de la zona, dijo, "Cuando llegamos a Uribelarrea quiero que veas algo que hay en una estancia". Y así fue que llegamos a Estancia "La Figura", y luego de hablar con el capataz, conocido de Marcelo, pudimos acceder a los galpones y parque del mismo casco. La casa del siglo 19 era de estilo colonial, con patio interior y aljibe, pero todo herméticamente cerrado por rejas y portones. También, en una esquina de la edificación había una escultura en mármol de una bella mujer, que explicaba el nombre de la estancia: "La Figura".

Guiado por Marcelo nos llevó a una galería atrás de un galpón para ver este "auto raro", e indudablemente viejo. Yo lo identifiqué con dificultad, ya que sólo lo conocía por fotos, era un Tracta, de origen Francés. Un sedan 2 puertas, cuatro asientos, motor Continental 6 cilindros, 2.7 litros que lo haría de entre 1929 y 1934 (Tracta solo fabricó autos del ´26 hasta el ´34). El auto era muy bajito, con aire deportivo, e indudablemente veloz.

Yo ya conocía la historia de Tracta, el alma mater fue Jean Albert Gregoire, el inventor del acople homocinético que no tuvo mejor idea de hacer autos de carrera con tracción delantera, para así probar su nuevo invento en las 24 horas de Le Mans, y otras carreras de larga duración. Así nació Tracta que presentó su primer auto de competición en el ´27, y recién en el ´29 empezó a fabricar autos de calle. Siempre todos con tracción delantera con suspensión delantera tipo Lancia Lambda y Morgan de "pilar deslizante" y una variedad de motores, 4 cilindros S.C.A.P de 1.100 cc, con compresor Cozette, otro con árbol de levas a la cabeza 1.600 cc, 4 cilindros, sin compresor y luego, para la calle, el 6 Continental 2.700 cc ó un Hotchkiss 6 de 3000 cc válvulas a la cabeza. Pero Gregoire había alcanzado su meta, todo el mundo se estaba volcando a la homocinética, siendo el más importante Citroën para su 11 ligero. Cada auto con tracción delantera que se vendía en el mundo pagaba un canon a la cuenta de Jean Albert Gregoire, que se ¡iba riendo al banco!

El auto que nosotros estábamos estudiando era evidentemente de calle, muy completo, pero todo muy venido abajo, como si hubiese permanecido mucho tiempo a la intemperie. Según nos contó el capataz, un día el dueño llegó de Buenos Aires con el auto embarrado por los malos caminos de esa época (vaya uno a saber cuándo, ´50 ó ´60 quizás) subió el auto a una rampa, pidió que lo lavaran y se fue a la casa. Durante esa noche llegó alguien de Buenos Aires y el dueño tuvo que salir apresuradamente con esa persona, en su auto. Nadie sabía muy bien que había pasado, pero la cuestión es que el dueño se fue a Europa y no volvió por varios años. El Tracta quedó en la rampa, a la intemperie, unos 15 ó 20 años, hasta que alguien tuvo un poco de piedad y lo bajaron, con sus gomas desinfladas y lo pusieron, arrinconado, en la galería donde lo vimos nosotros.

Haciendo más arqueología descubrimos, en el pueblo de Uribelarrea, que el dueño del campo era un Sr. Vasena, en esos días el único Vasena que conocía, por nombre nomás, era Krieger Vasena. Pero, finalmente tirando cabos di con él y le hablé por teléfono, se llamaba Héctor Vasena y había corrido las 24 horas de Le Mans con un Tracta 4 cilindros, 1.100 cc en el ´28, llegando noveno y segundo en su clase, Voiturettes. Y no, el Tracta no estaba en venta, se lo había prometido a un sobrino.

Leyendo con más atención el libro de Gregoire "L´Aventure Automovile" hallé que menciona a Héctor Vasena en la carrera de Le Mans en el ´29. Aunque leo francés con la misma facilidad que el Chino básico (Mandarín ó Cantonés) pude extraer lo siguiente: Gregoire se dio cuenta inmediatamente que Vasena tenía "grand talent de conducteur" pero que lamentablemente tenía el "comportament de joyeuse amateur ne n´inspirait, je le répète, ancune confiance" ("un comportamiento de alegre amateur que no inspiraba ninguna confianza"). Pobre Gregoire, quería que Vasena gire a un promedio de 80 kph, y no podía bajar de 95 kph. Finalmente, a sugerencia de Vasena, se colocó un taco limitando el recorrido del acelerador, graduándolo hasta llegar a los 80 de promedio que buscaba el patrón del equipo.

En la carrera, con algunos altos y bajos, Vasena llegó a clavar su promedio en 80, y todo fue olvidado hasta el final feliz, cuando tres de los cuatro Tracta del equipo llegaron a las 24 horas, en fila india. Gregoire pidió el auto de Vasena para dar una vuelta al circuito, ahora sin otros competidores, y con el circuito todavía cerrado al público. En una parte de la pista había un campamento de espectadores que invadieron la pista al ver el auto de Vasena, y mediante gritos y señas lo hicieron parar, fueron sorprendidos cuando el piloto resultó no ser Vasena. Al preguntarles de que se trataba le contestaron a Gregoire que durante la carrera cada dos ó tres vueltas Vasena paraba, se bajaba del auto, tomaba un sorbito de vino y bailaba algunos pasos con alguna doncella acampante, y luego volvía tranquilamente al volante para seguir en carrera. Así fue que Vasena se dio el gusto de correr a su velocidad, y cumplir con el ritmo impuesto por el equipo. Dice Gregoire en su libro "Malgre ces arrêtes, il maintenait exactament sa moyenne" ("A pesar de sus detenciones, el mantuvo su promedio exactamente")

Poco después de "encontrar" el Tracta de Héctor Vasena, nos visitó en nuestra casa en Italia y Colombres mi prima Alison desde Oxford, Inglaterra. Ella estaba casada con el Decano de la Universidad de Pembroke, Godfrey Bond, quien quería conocerlo a Héctor Vasena ya que, además de haber estudiado ahí, era Socio Protector de Pembroke, léase mosquetero en la jerga de CAdeAA. Así es que cenó en mi casa este distinguido hombre del mundo, que hablaba inglés mejor que la Reina Isabel y seguro que francés mejor que Sarkozy y castellano obviamente mejor que todos los Macnie y mi prima Alison juntos. El tema del Tracta salió cuando mencioné que estaba restaurando un Delage en el fondo de mi casa. "Ah, Louis Delage, buen ingeniero, pero pésimo comerciante" dijo Vasena, quien había conocido a Delage personalmente. De vender el Tracta, ni noticias. Cuatro ó cinco meses más tarde falleció Héctor Vasena que tenía unos 78 años, muy a mi pesar, era una bellísima persona, lleno de anécdotas tanto automovilísticas como la vida de un adinerado Argentino en Europa entre las dos guerras mundiales. Un caballero de los que hay pocos en estos agitados días.

Pero la historia no termina aquí, unos 8 ó 10 años atrás, José Pedota y yo acompañamos a Ruben y Eileen Roges en su Bentley en el paseo Vintage organizado por el Clásicos de San Isidro y, en la concentración en el MacDonalds de la zona, aparece el Tracta, a mitad restaurar, pintado de antióxido pero funcionando a la perfección, y su dueño Pedro Vasena resultó ser el sobrino a quien Héctor le había prometido el auto en su testamento. Muy emocionado que el auto hubiera quedado en el país, a pesar de todos los buitres girando por los altos, atentos a un bocado con tanto historia. Lo felicité a Pedro (socio de Clásicos y dueño de la "Empanada" de Oscar Gálvez) y le prometí devolverle el marco y opalina del luz interior de su auto que otro socio de CAdeAA había "rescatado" en una visita siguiendo la nuestra. El problema era que la carrocería estaba tan podrida que algunos accesorios se habían caído por su propio peso. El marco y opalina fue devuelto y agradecido. Pedro todavía no ha terminado la restauración, pero me cuentan que está haciendo una obra magnífica en un auto bastante exclusivo por su rareza, no sé cuantos Tracta fabricó Gregoire en los 7 ó 8 años de producción pero puedo afirmar que fueron muy pocos, fabricando más 4 cilindros de competición que 6 cilindros de calle. Una verdadera mosca blanca sobre cuatro ruedas.

Tu tío Mac.

Por: Roberto Macnie
Foto: Miguel Tillous