Generalmente, los hijos logramos concretar los sueños inconclusos de nuestros padres. Pero el Arq. Lorenzo Barra, padre del Arq. Lory Barra, me contó una historia opuesta, diferente.

Su hijo, conociendo su propio e inexorable destino le expresó, un mes antes de partir, un último deseo: crear una Fundación. ¿Por qué?

Lory provenía de una familia ligada profundamente al automovilismo argentino. Su ancestro, Carlos Anesi fue durante 20 años presidente del ACA y, durante su gestión, se inauguró el primer Museo de Automóviles del país y se desarrolló el Dpto. Deportivo.

En su gestión, Don Enzo Ferrari accedió a vender el auto que Fangio corrió en Europa, representando a Argentina, sólo porque Don Anesi dio su aval personal cuando el dinero de Perón no llegaba. Fangio estuvo, así, vinculado estrechamente a su familia.

Su Tío Victorio Barra fue Director de la Comisión Automovilística del ACA e íntimo amigo de Oscar Gálvez, también.

En la familia Barra, donde la mayoría eran arquitectos, como Lory, se hablaba solamente de planos y de autos.

Cuando su Padre fue designado Presidente del Club de Automóviles Clásicos, cuya sede inicial era una carpintería del Arq. Nicolás Dellepiane, Lory, de 12 años, le ofreció su ayuda para organizar algo más que una ronda de papas fritas y Scotch en la reunión semanal. Allí escuchaba las conversaciones de sus mayores y aprendía. Aprendía.

Ese Lory, cuya primera palabra no fue mamá, sino "jeep", ganó su primera carrera a los 13, en un Packard 40 de su padre. Recién había abandonado los pedales de su bicicleta. Se comprenderá por qué, entonces, Lory fue Presidente del Club Automoviles Sport, participó en la Mille Miglia italiana 9 veces en su vida; anduvo fuerte arriba de una Ferrari 225S 1951, (una barqueta preciosa, hoy entre lo más valorado del mundo coleccionista); de un Alfa Romeo 2500 de 1947, un Fiat 514 de los 30 y de…… un montón de cosas más, siempre que tuvieran ruedas y anduvieran rápido. Corrió más de 250 Rallíes aquí, La Festa en Japón, el Rally Mundial FIVA en Alemania y también cruzó varias veces a Uruguay. El aceite y el combustible de sus venas le ordenaban ganar o romper. En el medio… nada. Ahora se entiende.

Este soñador fue organizador y Director General de las 1000 Millas Sport de la Argentina desde 1996 al 2001. Fue considerado una autoridad y asesor en el tema de los autos sport.

Su padre, en su memoria, creó entonces la "FUNDACIÓN LORY BARRA" PARA LA EDUCACIÓN DE TÉCNICAS, CIENCIAS Y CULTURA. Y esa Fundación materializó su aspiración fundacional en una Escuela Taller gratuita para jóvenes de 13 a 18 años aproximadamente, de escasos recursos, con el objetivo de ofrecerles una alternativa de formación. Su misión no es solamente didáctica sino también social, brindándoles un lugar de permanencia y una alternativa para cambiar la perspectiva de sus vidas.

Allí se enseña mecánica y restauración de autos sport y clásicos. Es un lugar donde la artesanía, en vías de rapidísima extinción, se nutrirá de nuevos artesanos que sabrán de chapa, pintura, carburación, mecánica. Artesanos que, además, conocerán la historia del automóvil y su importancia en el mundo, los procesos de restauración, marcas, diseñadores, modelos, los valorarán, los amarán. Su actividad comenzó el 19 de Abril pasado y el 29 de mayo se realizó una carrera al estilo técnico como solía organizar Lory.

Don Lorenzo nos llevó a ver el Taller - Escuela, ya construido y que ya está funcionando con 15 alumnos. Sobre un terreno de 3.758 m2, de forma irregular, el experto lápiz de Don Clorindo Testa proyectó un edificio que consta de un aula taller, aula técnica, auditorio, comedor, un salón de usos múltiples y un gran espacio para un museo, el que ayudará más adelante a solventar su propio mantenimiento. Todo es amplio, todo es nuevo. En los 1.800 m2 del edificio, lo que está terminado luce. Lo que está haciéndose, promete.

Un Alfa Romeo 2000 GTV 1977 en el que corriera Lory, obra de campo experimental inicial para los alumnos e integrará el futuro Museo del Automóvil. Jackie Green donó un motor. La Fundación YPF equipó el taller, el aula y donó 5 computadoras. Hubo mucho aporte de particulares, empresarios locales y nacionales. El terreno lo aportó en largo comodato la Municipalidad de San Isidro. Todos sensibilizados por un inteligente proyecto, ambicioso, de cara al futuro, socialmente impecable e intelectualmente también.

Si este proyecto lo motiva e interesa a Ud., sepa que hay formas de colaborar con aportes de materiales o fondos, entrando a la web www.fundacionlorybarra.org

La materialización de este sueño nació con buena estrella. Una estrella particularmente brillante, cerca de la Cruz del Sur. Dicen que, de vez en cuando, si se la observa bien, se verá que esa estrella suele perder… una gotita de aceite.

Fotos: www.funacionlorybarra.org