"Aciertos o errores de tablero de dibujo aparte, la trompa de la 39 es de culto, sencillamente porque el destino quiso que no hubiera la Ford que buscaba Fangio y tuviera que quedarse con la única que consiguió, una Cupé Chevrolet 39. Inmediatamente se puso a mejorar su relación peso potencia, librándola de todo lo que fuera accesorio.

Guardabarros, asientos apoltronados, paragolpes, todo volaba. Butacas incómodas pero livianas, hojas de elástico como paragolpes, doble amortiguador y elásticos duros, tanques suplementarios de nafta y agua eran agregados.

Es que había que andar por la tierra, vadear arroyos, hundirse en huellones profundos… Por eso los escapes se elevaban despegándose del agua probable.

¿Entienden por qué la 39 es "la" cupé, pibes?"

Así será, no más. ¿Cómo no entender esa contundencia argumental...? La mitad de las cupecitas de TC eran Ford. La otra mitad Chevrolet. La mitad de la población masculina argentina de entonces, entre los 8 y 80 años, observaban el mismo porcentaje de división y adhesión.

Pero esa negrita fue la que usó el "Maestro" como primer trampolín en su camino para alcanzar la Europa que le daría la gloria. Y, a pesar que corrió 3 GP y no figuró ni a placé, quedó como ícono de las de 6 cilindros por el solo hecho de haber sido acariciada por las mismas manos que condujeron la Maserati F 250 en Nürburgring en aquel lejano 1957, bajando vuelta tras vuelta el récord del circuito. DIEZ VECES.

Nadie volvió a hacerlo, jamás. Teníamos que determinar El Elegido para esta edición homenaje. Había dos 39: la de Manolo Casal y ésta, de Carlitos Pilipis. Ambas largamente merecedoras del podio. Lo decidió una moneda y ésta 39 quedó para la tapa y la de Manolo fue a nutrir la nota de las 5 cupés.

Allí encontrarán los datos técnicos de los modelos 1936 al 40. Allí encontrarán los datos correspondientes a esta cupé 39, El Elegido.