La más grande vuelta al mundo en moto

La más grande vuelta al mundo en moto

Emilio Scotto, dio dos veces la vuelta al mundo.

La más grande vuelta al mundo en moto

EGIPTO
EGIPTO
CHINA
CHINA
EMILIO CON EL PAPA JUAN PABLO II
EMILIO CON EL PAPA JUAN PABLO II

El 14 de enero de 1985, Emilio renunció a su trabajo, le dijo adiós a su novia Mónica, a sus amigos de toda la vida, montó sobre su motocicleta Honda Gold Wing 1100, y con solo 300 dólares en sus bolsillos partió desde Buenos Aires. Los que lo vieron pasar aquella mañana no imaginaron siquiera que eran testigos de los primeros pasos de un viaje de características homéricas, que nadie antes había realizado, y que probablemente, nadie podrá igualar. Diez años, dos meses y diecinueve días después, el hombre en esa motocicleta, Emilio Scotto, regresó a su casa. Era un hombre cambiado. Un héroe que había circunvalado el planeta dos veces consecutivas, una en el sentido de las agujas del reloj y otra en sentido contrario, cubriendo una distancia equivalente a un viaje a la luna ida y vuelta: 735.000 km.

Fue encarcelado seis veces, acusado de contrabandista de drogas, de espía de la Unión Soviética, de ser un agente encubierto de la CIA, de ser un agente infiltrado de Muamar el Gadafi, de usar pasaporte falso y acusado de entrar a Liberia para matar a su presidente. Emilio presenció un ajusticiamiento público a muerte, se encontró con caníbales en África, fue torturado en Liberia, le dispararon en la guerra de Somalia y casi muere de malaria en las selvas del Congo. El Papa Juan Pablo II lo recibió en persona, y bendijo su viaje y la moto. Emilio fue cristiano en el Vaticano, pero luego debió enfrentar leyes religiosas difíciles y se fue adaptando a las reglas, para poder entrar a los países Árabes. Se cambió el nombre y aceptó a los musulmanes como sus hermanos. Así se convirtió en Kalid Sagal Yunali. Seguidamente fue judío en Israel y Budista en las tierras del Asia lejana.

En el quinto año de viaje, su novia argentina, Mónica, lo fue a encontrar a la India y se casaron en una ceremonia Hindú. Finalmente el 2 de abril de 1995, Emilio entró a la Avenida 9 de Julio en Buenos Aires seguido de 3,000 motociclistas que vitoreaban su nombre. Emilio Scotto estaba de regreso.

La historia de Emilio es la de un hombre común, empujándose a sí mismo en pos de un sueño cultivado desde niño: conocer todo el planeta donde le tocó nacer. Es una historia de extraordinarias características, acerca de un mundo magnífico y terrible, más exótico aun que lo que las mentes de Hollywood pueden imaginar. Un MONUMENTO al coraje y la resistencia humana. Un DOCUMENTO a la capacidad del hombre para lograr sus objetivos. Y un TRIBUTO al motociclismo de aventura.

Sobre la ruta, las ruedas. Sobre las ruedas, mi moto.
Sobre mi moto, yo. Y sobre mí… los cielos.

Cifras

• Record Ripley's "Créalo o No"
• Record Guinness, 1997 / 2012
• Elegido entre los 40 exploradores más importantes de la humanidad.
• 735.000 kilómetros recorridos.
• 42.500 litros de combustible.
• 1.135 litros de aceite.
• 11 baterías.
• 9 asientos.
• 86 neumáticos.
• 15 multas de tránsito.
• 2 ataques con armas.
• 5 robos.
• 3 enfermedades.
• 279 países, islas y territorios visitados.

La más grande vuelta al mundo en moto

Yo, Emilio Scotto

MONGOLIA
MONGOLIA
AFRICA
AFRICA
ISRAEL
ISRAEL
SAHARA
SAHARA
COLISEO ROMANO DE DJEM,  TUNEZ
COLISEO ROMANO DE DJEM, TUNEZ
UGANDA, HITO QUE REFERENCIA<br/> A LA LINEA DEL ECUADOR
UGANDA, HITO QUE REFERENCIA
A LA LINEA DEL ECUADOR

Sobre la ruta, las ruedas. Sobre las ruedas, mi moto. Sobre mi moto, yo. Y sobre mí… los cielos.

Tenía yo ocho años cuando mi madre me regaló un Atlas del mundo. Me puse a hojearlo y, días después, al regresar de la escuela le comenté: -¿Sabes que hay caminos por todas partes, y que tienen letras y números? Mañana me voy a dar la vuelta al mundo y voy a formar un camino que pase por todos los países. Con toda paciencia mi madre respondió: -Mañana irás a la escuela, no a dar la vuelta al mundo.

Pasaron los años, estudiando, trabajando y jugando al fútbol cada vez que se armaba un partido. Jugaba de arquero. A los 16 años debuté oficialmente en Sportivo Barracas. Parecía que mi vida iría por el camino de la pelota, típico de los chicos de familias de clase media baja en Argentina, que se la pasaban jugando al fútbol en la calle (ya no), o el potrero. De todas maneras siempre continuaba diciéndole a todos los que me escuchaban que algún día me iba a dar la vuelta al mundo, algo que, por supuesto, hacía reír a más de uno.

Entre mapas y libros de geografía y mirando los barcos partir hacia el horizonte desde el puerto de Buenos Aires, las consabidas preguntas crecían en mi cabeza: La vuelta al mundo ¿Cómo?, ¿Con qué dinero? Y la más importante de todas, ¿En qué? ¿En barco, en auto, en avión... en burro? Todas las mañanas me levantaba listo para partir y todas las noches me acostaba sin resolver el misterio. Sin dinero, auto y barco quedaban descartados, y avión ¡ja! eso era para ricos. Claro que siempre quedaba el burro.

Pero entonces, un día de 1980 un evento inaudito, pivoteó mi vida colocándome frente a un camino en el que nunca había siquiera pensado. Un compañero de trabajo se había comprado una moto. Yo tenía 25 años y jamás había dado importancia a esos vehículos que, cuando llovía te dejaban mas mojado que un gato recién salvado del río. Dije: ¡Una moto! ¿Para qué? ¿Estás loco? Aun así me pidió que lo acompañara.

Mientras él firmaba unos documentos yo caminaba alrededor del salón observando bólidos de brillosos colores cuando, debajo del vidrio de un escritorio, un folleto publicitario me dejó sin respiración: era la foto de una moto, negra, brillante, enorme, ¡impresionante! Para mí, que no tenía ni un Fiat 600, esa máquina en particular parecía inalcanzable, como una Ferrari. Una casa sobre ruedas. ¡Un trasatlántico! En un costado se leía: Honda Gold Wing 1100, Interstate. Para coronar mi estupor, como una premonición, en el margen superior podía leerse en letras capitales: "EL MUNDO ES TUYO, EN DOS RUEDAS."

Me quedé con la boca abierta estúpidamente, sin poder creerlo. Como si fuera poco, mientras miraba la foto, casi en shock, una vocecita retumbaba en mi cabeza: "Yo soy tu vuelta al mundo, ¡cómprame!" de pronto, en un flash, comprendí que finalmente había encontrado la respuesta a mi pregunta ¿EN QUÉ? iba yo a dar la vuelta al mundo. ¡Por supuesto, en moto! ¿Por qué no? Esa decisión cambió mi vida, para siempre.

Por mi condición económica y social en aquellos tiempos esa moto estaba tan lejos de mi alcance como Júpiter. Sin embargo los dados del destino estaban echados y por una extraña situación económica de mi país, un mes después salía yo de la agencia montado en la que, con los años se convertiría en la famosa «Princesa Negra».

Pasarían todavía otros cinco años, siempre aferrado a mi sueño ¿Qué hay más allá del horizonte? ¿Cómo son las otras razas de la tierra? ¿Qué hacen, que comen? Me preguntaba una y mil veces. El mundo se había convertido en mi obsesión. Por las noches, mientras dormía, mi espíritu se transportaba a lugares lejanos de una manera tan vívida que hoy no me atrevería a explicarlo. Sobre todo porque, años después, llegué a estar realmente en esos lugares, asombrándome por ya conocerlos.

El caso es que, un día, como cualquier otro, sin anuncios ni presagios, la señal de partida llegó. Ni antes ni después, sino cuando fue el momento. Renuncié a mi trabajo, me di tres vacunas, rematé lo poco que poseía, preparé mi equipaje y sin bombos ni platillos, con 300 Dólares en el bolsillo, partí. Era el lunes 14 de enero de 1985. Me despedí de mi familia, de mi novia, de mis incrédulos amigos, de mi perra boxer «Sugar» y encaré la desconocida carretera. Les pedí que no me esperaran, que tal vez jamás volviera. Que no importaba cuanto tiempo me llevase ni lo que pudiera acontecer en el camino, porque lo importante era recorrer mi ruta, no llegar al otro extremo. Les expliqué que no podría ser feliz si no cumplía con el único propósito para el cual yo sabía que había nacido: un hombre, una moto, el mundo. Nada más. Me fui, montado en mi alfombra mágica, la moto.

Emilio Scotto

Nota: su libro "THE LONGEST RIDE" (por ahora solo en Inglés, casi 300 fotografías) está a la venta en Ruta 9 Road Café, Km 44 de la colectora de la Ruta 9, bajada Ruta 26, sentido a Rosario.

TURQUÍA, CAPADOCIA
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