Día de Clubes
Día de Clubes
Fiesta grande, una Cupé Chevy y el podio
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Mi última adquisición, una cupé Chevy 70 SS, me pareció apta para intervenir en el Concurso de Elegancia que se realizaría como parte del programa del DIA DE CLU BES , organizado por la AAAS en el Autódromo Oscar Gálvez.
Hablé con la Comisión Directiva de CAdeAA y me autorizaron a representar al Club, por lo que comencé a lustrarla y detallarla para que quede inmaculada.
El sábado estaba anunciado lluvia. Me levanté temprano cavilando sobre si llevarla o no. Pero el sol comenzó a brillar y por fin salí con en coche impecable. Ya en el Autódromo, lo estacioné en el lugar que me indicaron. A poco, comenzaron a llegar los elogios de las personas, que asistían al evento, para "tan hermoso auto". El reconocimiento de la gente me causaba gran orgullo y felicidad. Los autos que iban arribando eran uno más lindo que el otro, estacionaban y comenzaba a funcionar el trapito lustrador para que brillaran lo más posible.
Mientras tanto, el rugir de los motores anunciaba el comienzo del programa de competencias. Desde un Ford A fuera de punto, explotando furtivamente, hasta algún Torino súper preparado con escape libre. Y cada conductor con su casco, sintiéndose el mejor piloto del mundo.
Como la AAAS proclamaba, "Día de Clubes es mucho más que una exposición de autos clásicos sport y una serie de competencias. Es una celebración de la historia del mundo motor y su cultura. Durante los tres días y en simultáneo, se llevarán a cabo diversas actividades en otros puntos del circuito y del espacio que ocupa el Gálvez, ya que, por ejemplo, habrá competencia de lanchas en el lago, además de carreras de motos y también desafíos entre varias marcas de autos"
Y así fue, la actividad era febril, el colorido y el ir y venir de tripulaciones y máquinas conformaban una verdadera fiesta. Entre todo ese fragor, las baquets de CAdeAA llevaban un simple pero intenso cartelito adherido: ¡FUER ZA MA C! Para animar al querido amigo quien corría una difícil carrera en Bariloche.
El jurado para el CONCURSO DE ESTADO comenzó su labor, haciéndolo muy lentamente pues lo hacían con gran responsabilidad. El tiempo pasaba y nunca llegaban a mi auto. Eran las 17 hs y ya casi correspondía mi juzgamiento, cuando uno de los jueces me informó que lo dejarían para el día siguiente pues estaban agotados.
Mientras los autos se iban retirando, cada uno daba una ruidosa acelerada como para despedirse de sus compañeros, en un mecánico "hasta mañana"
Por fin, lo de los jueces lo tomé con mucha calma, entendiendo el esfuerzo realizado por ellos y comencé a despedirme de algunos amigos. Al darle arranque y como a propósito, no arrancó. Se había roto la batería. Pensé para mí "Desgracia con suerte, si me hubieran juzgado hoy y el auto hubiera mostrado esta falla, hubiese perdido la oportunidad de concursar."
Todos los fierreros ejercen la gauchada, por lo que uno trajo unos cables y me dio batería, lo que permitió que arrancara inmediatamente. Quedaba alcanzar la meta de conseguir una nueva batería para volver al día siguiente, pero con el peligro de que cayera la noche o se parara el motor. Pero afortunadamente todo salió bien y llegué a cambiar el acumulador sin novedades.
El domingo, el paisaje automovilístico del autódromo había cambiado. Había algunos conocidos y otros nuevos. Las motos por la pista rugían desaforadas anunciando que también ellas estaban presentes. Más tarde, se corrieron las finales. Mientras tanto, entre el ruido ensordecedor de los motores que llegaba de la pista, los jueces llegaron por fin a mi auto, examinándolo de arriba a abajo y por todos los costados. La espera tuvo su recompensa ya que tuve la enorme fortuna de obtener el Primer Premio en la "Clase F - Años 60 al 70"
Una vez finalizadas las series de competencias, nos permitieron dar vueltas por la pista. En mi mente, la perspectiva cambió, imaginándome un gran piloto de época disfrutando el auto en un circuito histórico, tomando las curvas lo más rápido posible y luciendo mi máquina hinchado de orgullo.
Para completar ese día inolvidable, al atardecer, nos llamaron al podio para la entrega de premios. Cuando llegó mi turno y estuve parado bien arriba, me costaba creerlo. Sabía que, probablemente sería la única vez que pisara un podio como ese y en la posición superior.
Así acababa esa fiesta automotor. Así terminaba ese día. MI DÍA.
"Día de Clubes es mucho más que una Expo de autos clásicos, es una celebración de la historia del mundo motor."
Por: Arturo Neuberger