Visita a Pur Sang
Visita a Pur Sang
El approach
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Realizamos la segunda visita a la fábrica de Jorge Anadón en Paraná. Ésta vez el contingente duplicó en número al anterior debido, por un lado, a los relatos de ése primer viaje y por otro lado a la calidez mostrada por Jorge cuando nos visitó en nuestro Club, respondiendo a una invitación de quien escribe.
Arrancamos en viernes, arribando para cenar con nuestros queridos amigos de CAACER Club Autos Antiguos y Clásicos de Entre Ríos y algunos amigos de San Francisco, Cba. (aunque debo aclarar que Alberto Alonso es un sanjuanino infiltrado en las huestes sanfranciscanas y, además, Socio de CAdeAA. Triple agente…)
El desayuno siguiente fue amenizado con las anécdotas de la noche anterior. Como compañeros de cuarto, me tocaron dos ejemplares, uno bajo y algo excedido en peso y el otro alto y ancho como ropero antiguo. El único normal era yo. Tratamos de hacer dormir al enorme en una cucheta de pibe de 10 años pero, por supuesto, no lo logramos. Hacía mucho calor y recién cuando me levanté me di cuenta que estaba la estufa encendida, pero ya era tarde. Además cuando me quejé que no me dejaron dormir con sus ronquidos, ellos dijeron lo mismo de mí, por lo que la cosa terminó en empate.
Por fin llegamos a destino, donde fuimos cordialmente recibidos por el dueño de casa. Ya en la sala, admiramos algunas espectaculares maquetas, una Bugattina como la que tendremos pronto en CAdeAA, y una moto Indian réplica, hecha allí.
Autos
Pasamos a la fábrica y en un patio nos esperaba la que, a mi criterio es la más hermosa de las Bugattis, la Tipo 55, también fabricada por Anadón.
Pasamos al taller de motores, donde nos fue mostrado en detalle todo lo que allí hacen, inclusive las mejoras de diseño introducidas a los motores, porque en su época y con la tecnología de entonces, no eran lo suficientemente confiables como ahora. El rugido de un ocho en línea nos llamó desde otro sector. Se trataba de uno de los dos Alfa Romeo 8C recién terminados que había sido puesto en marcha para nosotros por un integrante de la firma. Las sorpresas continuaban. El auto fue sacado fuera del taller y entonces Jorge Burns no pudo con su genio y le pidió al piloto permiso para subir al auto en marcha. A una seña de Anadón éste arrancó y lo llevó a nuestro Jorge a dar una vuelta muy veloz por el camino enripiado del parque. ¡Hubo que despegarlo del asiento pues no se quería bajar!
Enseguida sacaron el otro Alfa y llevaron a otro Socio a dar la vuelta.
¡Y bueno, uno tiene su corazoncito y ni bien volvieron me subí al auto olvidándome de los demás, dándome el gusto! Yo he manejado Bugattis, Jaguar SS100, Healey Silverstone, Ferraris, Simca Gordini, etc., pero esto fue increíble. Se trataba de un Alfa Romeo de la época de oro ¡pero o km! ¡Nuevecito, Don….!
Después de esto, ya me resultaban menores las otras maravillas que aparecían por todos lados. Pasábamos un portón y aparecía una Maseratti A6G en proceso de carrozado junto a un Vauxhall 30/98 en restauración y al lado un ratón Messerschmitt pegado a un Avions Voisin. En el taller de carrocerías había más Bugattis, un fabuloso BMW 507, otro Alfa Romeo 8C más moderno, Mercedes Benz SSK, etcétera, etcétera, etcétera.
Abrimos otro portón y había lo que parecía un Alfa Romeo 1750 original. Junto a la piscina un tractor de juguete. Frente a la casa, el molde de madera para la carrocería de los Alfa. Al lado de otro galpón, un Talbot Lago. Entre los árboles, los moldes de acero para construir los chasis de Bugatti, además de un surtido de autos de todo tipo y color. En fin, autos por donde uno menos lo espera (¿O si?)
Otro sector digno de mención es el de fabricación de radiadores de tubos tipo panal de abeja donde cada radiador lleva por lo menos 3.500 (Sí, tres mil quinientos) tubitos soldados uno junto a otro, tarea de infinita paciencia y experiencia realizada por artesanos que parecen crecer en los alrededores de Paraná.
Aviones
Pero como no sólo de autos vive el hombre, también había algunos motores de avión (Nicola Romeo, Breguet, Hispano Suiza). Por falta de tiempo, esta vez no pudimos ir a la Base Aérea de Paraná donde nuestro amigo fabrica las réplicas del Avro 504K, primer avión construido bajo licencia por la Fábrica Militar de Aviones en 1928.
Anadón y su gente, hicieron primero un prototipo para poner a punto el herramental (o utilaje, como se decía entonces) y la mano de obra, el cual fue entelado hasta la mitad y que fue lo que vimos en nuestra anterior visita y en algunas exposiciones. Para nuestro orgullo, se encuentra ahora nada menos que en el Instituto Smithsoniano de Nueva York.
El segundo aparato, es decir el primero de producción, voló por primera vez a principios del corriente año, evento al que fui invitado y al que no pude asistir. Lo que sí pude hacer fue contactar a Anadón con Héctor Freyre, Presidente de la filial argentina de la EAA (Experimental Aircraft Asociation) que a principios de Marzo celebró la 28ª Convención Anual en Vuelo. El resultado fue que Jorge y su equipo concurrieron con el Avro y lo volaron durante los tres días que duró el festival ante la mirada de asombro de una multitud. Seguramente, más de cuatro deben haber mojado el ojo. Actualmente, este avión está en manos de su feliz propietario en USA y ya está muy avanzado un tercer aparato.
Atenciones
Para terminar, fuimos convidados con una muy buena picada servida en la sala de la antigua casona, rodeados de antigüedades (otras, además de algunos de nosotros). Por ejemplo dos esculturas de época, en bronce, de dos Bugattis ubicadas sobre una mesa ratona o una Bugattina, colocada sobre otra mesa pues parece que a Jorge no le entraba en la mesita de luz.
Hasta pronto
A eso de las 14 hs subimos al ómnibus y fuimos a almorzar al Club Náutico Paraná donde compartimos con nuestros amigos entrerrianos y cordobeses, más el sanjuanino infiltrado, un excelente pollo al no se qué. De ahí de nuevo al transporte y la vuelta a casita con la panza, los ojos y el alma repletos de tantas cosas buenas.
Una mención especial merecen los dos choferes por su corrección y prudencia en el manejo, haciendo del viaje un complemento más del disfrute.
Por: Héctor Cordeiro