El Powerslide como arte
El Powerslide como arte
Cuando los monopostos se conducían con las ruedas traseras
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Fangio dijo claramente en una entrevista, que sus salidas furtivas iniciales del taller mecánico en Balcarce donde trabajaba como aprendiz, incursionando con algún "fordcito" en los caminos con barro, le permitió aprender a "sentir" con su posadero el andar del coche, tal como un volovelista siente las térmicas en al planeador. Allí fue donde el Chueco aprendió lo que es un derrape controlado, que en sus años de pista desarrolló hasta la maestría, cuando esta técnica ya era llamada Powerslide o Powerdrift (literalmente, deriva con potencia), cruzando la máquina en la curva para luego suavizar la deriva aplicando potencia (mejor dicho, torque) para que las ruedas traseras, motrices, se afirmaran más al piso.
Hasta mediados de la década del '30 (Fórmula 750 Kilos) los coches eran demasiado altos y las cubiertas excesivamente angostas, entonces, ¿cómo poner en práctica esta técnica de manejo con esas máquinas? Pero con el Mercedes-Benz W 125 y los W 154 y W 163, con cardán en diagonal y centro de gravedad muy bajo, la forma de conducir cambió, entonces Fangio llevó adelante el powerslide transformándolo en arte sublime.
. Cuando en la década de los ‘50 el Powerslide alcanzó su máxima expresión, un día decidí acostarme sobre el pasto del lado interior de la Curva de Ascari y fotografiar a Fangio con la máquina cruzada unos 30 grados y apuntándome con la trompa a mí. No tuve agallas para repetir la escena con una Maserati pasando a 40 metros por segundo a centímetros de mi teleobjetivo. La única placa que tomé quedó como original algo borroso y fuera de foco, pero documento histórico. Hoy los mejores fotógrafos buscarán en vano una imagen así: los Fórmula 1 actuales parecen Scalextrics.
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Por: Federico Kirbus