Creación del Gran Premio Standard

Creación del Gran Premio Standard

Eran tiempos de los Isabella, los 403, Fiat 1100… animadores de las primeras carreras STANDARD. De allí nació el G. P. STANDARD Aquella competencia pionera se titulo en EL GRAFICO "La carrera del silencio" la tituló EL GRAFICO, pues todos los coches tenían caño de escape y se deslizaban como fantasmas alrededor del circuito.

Creación del Gran Premio Standard
Primera carrera de autos Standard en el Autódromo  <br/> y vuelco en cámara lenta de Ernesto Bessone (padre)
Primera carrera de autos Standard en el Autódromo
y vuelco en cámara lenta de Ernesto Bessone (padre)
Gilberto Riega, uno de quienes colaboraron<br/> para crear el G. P. Standard en 1957; cuando<br/> ese año largó con su Lincoln, fue el único en<br/> hacerlo con el cinturón de seguridad puesto
Gilberto Riega, uno de quienes colaboraron
para crear el G. P. Standard en 1957; cuando
ese año largó con su Lincoln, fue el único en
hacerlo con el cinturón de seguridad puesto
Las suecas Ewy  y Úrsula (que era alemana,<br/>de Berlín, residente en Suecia) atravesando el<br/> río Miranda en la cuesta homónima, en el<br/>G. P. Standard de 1962 que terminarían ganando
Las "suecas" Ewy y Úrsula (que era alemana,
de Berlín, residente en Suecia) atravesando el
río Miranda en la cuesta homónima, en el
G. P. Standard de 1962 que terminarían ganando

Todo nació a mediados de la década del 50 de la iniciativa de dos hombres, Lucio Bollaert y el autor de estas líneas.

Después de la Revolución Libertadora también la actividad automovilística atravesaba un torbellino de incertidumbre, interdicciones incluidas, pero ya con nuevas industrias asomando en el horizonte y proyectos para producir en el país automóviles de verdad.

Tras la Buenos Aires-Caracas, las cupecitas tradicionales habían pasado su apogeo. Eran horas de tomar decisiones.

Fue cuando el entonces Presidente del Club de Automóviles Sport, Lucio Bollaert, invitó al autor a su oficina en la calle Cangallo (todavía Cangallo), para intercambiar ideas acerca de cómo revivir la actividad. Este cronista había regresado, hacía pocos meses, de un prolongado viaje por Europa y conocía, por lo tanto, de cerca algunos de los factores que entrarían en juego al reestructurarse las categorías existentes.

En esa reunión informal, a la que siguieron otras, se sentaron las bases para un nuevo comienzo. El punto de partida era el siguiente: al no existir suficiente número de coches Sport en el país, los espectáculos debían animarse con carreras de automóviles de turismo. Carecíamos de experiencia, y por ello se elaboraron los límites de cilindrada de acuerdo con topes fijados en forma arbitraria, teniendo en cuenta qué modelo de coche podría competir con cuál sin que se metiera ningún "lobo con piel de oveja". La única preparación admitida era la de un afinado perfecto, o sea que se corría en condiciones mecánicamente óptimas, pero de serie.

Así nació, a partir de 1956, la categoría Standard con una competencia efectuada en el Autódromo Municipal que tuvo mucho éxito. Si al principio se pensó que estos autos de calle debían ser el "relleno", pronto nos dimos cuenta que la variopinta categoría estaba en condiciones de subsistir por sí sola. Hasta había para el público algún vuelco, bien que en ralentí y solo con abolladuras.

La experiencia indujo a su vez a los organizadores del Gran Premio del ACA a pensar en incluir estos automóviles de paseo en la competencia máxima del automovilismo argentino. La concreción de esta idea no hubiera sido factible, o al menos hubiese demorado aún algunos años, de no estar presidida la Comisión de Carreras por el entusiasta doctor Raúl Fernández Aguirre, que agotó todos los medios y recursos para conseguir la inclusión de los coches Standard en el Gran Premio de Carretera.

Las reuniones de la Comisión de Carreras se efectuaban los lunes por la noche y se prolongaban hasta bien entrada la madrugada. Asistían a dichas sesiones algunos pocos periodistas, entre los cuales recuerdo en particular al colega Gilberto Riega. Del comité organizador (Comisión de Carreras) participaban los señores González Vidal, Jorge "Nino" Macías, el escribano Enrique Ghezzi y el capitán Giavedoni.

Lo que no previmos fue que les pudiera gustar participar en esta competencia a pilotos y marcas extranjeras, que en principio eran bienvenidos, pero no con medios mecánicos tan superiores al parque local. Y así irrumpieron y se lucían los Alfa y Volvo, los Mercedes-Benz y hasta un Porsche 911. Otro nivel que el plantel vernáculo.

El momento culminante del historial de esta prueba fue en 1962 el triunfo de las suecas Ewy y Ursula. Fue un éxito que obtuvieron con mucha suerte, considerando las contrariedades que debieron afrontar (y que no se conocieron todas). Cuando al cabo de la carrera le traduje a Karl Kling el título con que La Nación encabezó su comentario ("Ewy Rosqvist y Ursula Wirth – dos nombres difíciles para una victoria fácil"), Kling caviló un instante y luego me respondió: "¡Al revés! Dos nombres fáciles para una victoria difícil".

Estos y otros pormenores de los Grandes Premios Standard están resumidos en el libro de reciente aparición de Carlos Quintana titulado precisamente Los Grandes Premios Standard 1957-1967, que puede obtenerse vía Internet en http://www.auto-mobilia.com.ar/ .

Creación del Gran Premio Standard

Por: Texto y fotos: Federico B. Kirbus