¿Una baquet? ¿Para qué?

Salidas

¿Una baquet? ¿Para qué?

¡Para esto…!

¿Una baquet? ¿Para qué?

¿Una baquet? ¿Para qué?
¿Una baquet? ¿Para qué?
¿Una baquet? ¿Para qué?
¿Una baquet? ¿Para qué?
¿Una baquet? ¿Para qué?

Luego de una ansiosa espera, el sábado 4 de diciembre, salimos a potrerear con nuestras baquets. El tiempo jugó a nuestro favor. Por la mañana estuvo nublado y templado. No hubo ningún tipo de competencia, ni uso de los malditos cronómetros. Solo diversión.

Con la alegría a flor de piel llegamos para la concentración en una Estación de Servicio de Canning, donde todos cumplieron con los horarios preestablecidos. Allí comenzaron las chanzas, café de por medio: "la Chevrolet no tiene aguante", "el Ford no se rompe nunca". Mucha amistad y risas. El director de la prueba, nuestro amigo Juan Carlos Viña, nos indicó el camino a recorrer entregándonos la hoja de ruta.

El trayecto fue muy divertido, tierra y mucha más tierra, con pozos, badenes, huellas, senderos y lomos de burro. Esa era la consigna. La logística fue excelente. El clan Viña con sus 2 hijos y su nieto, se tomaron el trabajo de marcar las curvas con cintas blancas y cuando había una bifurcación dudosa, allí estaban con sus motos enduro, guiándonos.

Cuando debimos cruzar las rutas 6 y 3, nos agrupamos, previamente, en caravana. Siempre nos encontrábamos con alguien ajustando un silenciador, un faro, el tanque de nafta… Y entre todos nos ayudamos para seguir adelante. Nos detuvimos en un lugar histórico, el aljibe donde el General Lavalle le brindó agua a sus soldados y refrescó sus caballos.

El broche de oro fue el ingreso al pueblo de Uribelarrea. Nos sorprendieron con un camino abandonado, con pastos altos de no menos de un metro, lo único que divisábamos eran los alambrados al costado del camino, pero tomamos la precaución de seguir la huella que fueron haciendo los que abrían el sendero. Al dejarlo, estaban los hijos de Viña, con sus motos señalando la salida, ya que a ambos lados, había peligrosas zanjas cubiertas de pasto.

Arribamos al restaurant de campo y fábrica de cerveza artesanal, donde nos esperaban con una fenomenal picada y pastas caseras. Muy lindo y recomendable lugar. ¡¡Hubieran visto las caras de los pilotos y copilotos!! Tapados de tierra, pero FELICES por la proeza de llevar las baquets a través de 70 km de caminos rurales. Todos cumplimos la travesía con éxito.

El clan Viña mereció un muy especial agradecimiento por su esmero, dedicación y trabajo para inventar esta salidita, marcar la ruta y atendernos hasta en el mínimo detalle.

Como si hubieran hecho poco, más tarde, nos escribirían: "Queremos agradecer a todos los que participaron e hicieron posible esta salida entre amigos. Largaron TODOS. Llegaron TODOS. Se divirtieron TODOS. Motivos más que suficientes para considerarla un éxito. Familia Viña"

Somos nosotros quienes debemos agradecerles la oportunidad de haber sido nuevamente chicos, jugando con nuestros juguetes grandes.

¿Una baquet? ¿Para qué?
¿Una baquet? ¿Para qué?
¿Una baquet? ¿Para qué?
¿Una baquet? ¿Para qué?

Participaron:

¿Una baquet? ¿Para qué?

Juan Carlos Viña con Moon, Eduardo Vaisieta con Opel 39 y Jose M. Pedota con Packard. Carlos Pugliesi, Leo Battaglia, Carlos y Margarita Büchele, Campana y Cabada todos con Ford A. Vaccarezza con su Lola Nash, Di Gaeta con su debutante Chevrolet 4 cilindros, Rubinetti con TC Ford y la dupla Nilda Rodriguez-Jorge Büchele con Ford A Cachila Pick Up.

¿Una baquet? ¿Para qué?

Por: Roberto Di Gaeta
Fotos: Los Viña, Rafa Vallejos, Nilda Rodríguez