Iron Maidens
Iron Maidens
Estar allí cuando nació mi auto…
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Todos los coleccionistas de autos tenemos un sueño recurrente: nos vemos al final de la línea de producción cuando nuestro antiguo vio la luz. O en la concesionaria, subiendo a ese prodigio metálico, girando la llave (o apretando el botón) de arranque y escuchando los primeros gemidos de esa Iron Maiden, doncella de acero, entregándonos su virginidad y amor para siempre. Y el que no lo haya imaginado, es simplemente un juntador de chatarra.
Bien, algunos pocos, muy pocos, afortunados, sanamente envidiables (malditos) coleccionistas, han podido cumplir ese sueño de todos.
Resulta ser que un muy importante y antiguo concesionario General Motors de Nebraska, Lambrecht Chevrolet Company, en el tome y daca de la venta de ceros y la toma de usados, había galponeado una considerable cantidad de autos de los ‘50 y '60, remanentes de stock, no rodados, CERO km. También guardó usados al aire libre, totalizando unos QUINIENTOS autos en una soñada colección. Muchos repuestos nuevos había también, provocándome su visión alta acidez estomacal.
Al jubilarse don Lambrecht, pasó lo que universalmente sucede: sus hijos tomaron la sabia decisión de hacer un remate y entregar, como entrega un padrino en el altar, una cantidad de vírgenes doncellas, con sus relucientes ajuares de cromo, a los babeantes novios que esperaban junto al ministro quien, en este caso, tenía un martillo de madera en su mano en vez de un libro sagrado.
A esta altura, la bilirrubina se me ha disparado (Dios le da pan… a todos menos a los argentinos que no podemos comprar los autos que quisiéramos, donde quisiéramos y sí podemos vender nuestros autos al extranjero y cuándo acabará esto y me viene a la mente el tema de los AFF armados fuera de fábrica y… y… y…) Por lo que paso al resultado del remate, a lo gráfico, y me voy a dormir de mal humor.
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Por: Orlando Bongiardino