Veníamos haciendo un Raid largo cada 5 años. Pero el cercano recuerdo del inolvidable viaje a Salta, para los 30 años, fogoneó las ganas de volver a la ruta y no pudimos esperar. La CDE se lanzó a trabajar sobre el 33° Aniversario. BUENOS AIRES-SANTAFE-CORDOBA-SAN LUIS fue el derrotero elegido.

Todo salió muy bien y la experiencia de otros años sirvió para que todo se fuera desarrollando sin inconvenientes. ROSARIO, VILLA CARLOS PAZ, VILLA DE MERLO y POTRERO DE LOS FUNES fueron las etapas cumplidas. En el medio, un asado con cuero exquisitamente preparado en Loma Bola, visitas al Museo Rocsen, Santa Romana, La Carolina y otras muchas visitas a atracciones periféricas fueron matizando los días. Dos mil kilómetros de recorrido, organización impecable y camaradería asentada con los años hicieron de este viaje otro nuevo e inolvidable éxito.

Recorrer la Patria, cruzando Provincias, pueblos, gente y culturas a bordo de nuestro antiguo es un lujo que debemos valorar, atesorar y repetir cada vez que se pueda. Nuestros autos nacieron para andar. Cumplamos su destino.

"Deseo que en mi Museo se encuentre todo el hombre, para todos los hombres…" es el deseo de Juan Santiago Bouchon, un hombre que a los tres años ya guardaba cosas en sus bolsillos. A los ocho años desenterró un soldadito romano de barro, de 2000 años y sus primeros fósiles determinado el rumbo definitivo de su vida. Nacido en Francia, recaló en 1950 en Argentina, eligiendo en 1959 su asiento definitivo en Nono, Córdoba.

"El trabajo responsable que significa hacer un museo va más allá de la conservación de un elemento, porque en nuestros días desaparece de todo, se recicla de todo, las crisis destruyen, las guerras aniquilan. Desaparecen los restos materiales, los objetos que nos hablan de una época, de un estilo de vida, de un sentimiento, de una historia. Si desaparece la historia de un pueblo desaparece su identidad y sin identidad pierde su soberanía" concluye, terminante y acertadamente.

Hoy su museo polifacético contiene una colección de más de 16.000 piezas que abarcan todas las actividades del hombre. Su variedad y cantidad asombra.

En la fachada del museo hay 49 estatuas representado la evolución del pensamiento, sobre una base pacifista y humanista que incluye a místicos, filósofos, artistas y científicos. En el justo medio se halla Jesucristo.

Fue un verdadero placer visitarlo y un placer mayor aún poder dialogar con el Sr. Bouchon.

Fotos: Rafa Vallejos y OB

Una muy linda excursión, en el Rally Aniversario 33 de CADEA, fue en un catamarán por el clásico dique San Roque. Unas 70 personas abordamos el mismo y con tranquilidad atravesamos el panorámico y tridimensional paisaje.

El antiguo Dique fue inaugurado en 1890, concebido para proveer agua a la ciudad de Córdoba, almacenándola en el Lago San Roque para los periodos de escasez de lluvia. Al comenzar su construcción fue la obra más importante de ingeniería de toda América y el primer lago artificial de Sudamérica, abarcando 2.300 hectáreas. El nuevo dique se inauguró en 1944 reemplazando al original, que subsiste a 150 m del actual. El origen del nombre surge de una iglesia que quedó sumergida en el siglo XIX, donde era venerado San Roque.

Después de conocer más e interesantes detalles con el guía, regresamos con la presencia y canciones de Marito (Mario Lamas), quien hizo bailar a todos al compás de su música. Como testigo de esa gran fiesta tuvimos un cielo claro y una brisa suave, que nos dieron una inmensa paz interior.

Por: María Cocco

Enfilamos para El Volcán sin tener un destino fijo. Tomamos, como por casualidad, el Camino de Las Pulperías, donde nos encontramos con un trazado colonial con faroles antiguos y empedrado que a veces era solo de ripio por varios kilómetros. Esta es la zona de Estancia Grande.

Siguiendo por la ruta provincial 9, llegamos a La Florida, donde luego de pasar por el dique, tomamos la ruta 39. Al llegar a un guardaganado se nos terminó el pavimento y empezó un camino de tierra y piedras sueltas que nos fue elevando sobre los cerros.

Después de unos 20 km sin saber por dónde andábamos, llegamos a la prehistórica gruta de Inti Huasi, la que recorrimos y disfrutamos.

Seguimos por la ruta 37 que empalma con la 9 y nos encontramos con un antiguo pueblito colonial que fue fundado por el Marqués de Sobremonte, en 1792, en torno a una incipiente mina de oro. Hoy la mina ya no existe como tal, pero es explotada turísticamente. Con un par de guías nos adentramos en sus profundas y oscuras galerías. Unos 300 metros adentro, doblamos por una galería transversal y fuimos invitados a apagar las linternas de los cascos y a guardar silencio. Lo único que se escuchaba, eran las gotitas de agua que se filtran por entre las rocas. La oscuridad era total y, al volver sobre nuestros pasos y retomar la galería principal, apenas se veía un puntito de luz al final. Era la salida.

Recorrimos luego, lentamente, La Carolina. Antiguo y mágico pueblito detenido en el tiempo, de unos doscientos habitantes, con su iglesia y sus casas bajas hechas totalmente de piedras del lugar.

Una hermosa experiencia que recomendamos realizar. Si es posible en auto antiguo. Mejor aún en un Ford A.

Por: Nilda Rodriguez y Jorge Büchele

Cerca de Merlo, aunque ya transpuesto el límite con la Pcia. de Córdoba, se halla La Paz, pequeño pueblo que, a su vez, tiene un sector llamado Loma Bola. Allí, nuestro Consocio Pablo Justo tiene una casa, algún olivar y un Museo en preparación con muchas piezas atesoradas para llenarlo: antiguos motores estacionarios, una cosechadora antiquísima, un tractor a vapor y de los otros más un sinfín de elementos antiguos y siempre interesantes.

Como gran anfitrión que es, sabiendo que andaríamos cerca, preparó una reunión con asado con cuero incluido. Fallidas experiencias gastronómicas anteriores experimentadas por algunos de nosotros con esta forma particular de asado quedaron en el olvido rápidamente al probar lo sabroso de la carne y lo parejito de la cocción. El asador y su equipo recibieron los plausos, merecidos, de la concurrencia.

Primero visitamos una plantación de olivos y una fábrica de aceite, donde aprendimos sobre variedades y métodos de elaboración. Luego de dar unas vueltas por la plaza del pueblo nos dirigimos al Museo donde estaban preparadas las mesas. Los bomberos, la Soc. Cooperadora de una escuela, el Intendente y mucha gente del lugar colaborando dieron el sabor y color que una verdadera reunión informal y pueblerina debe tener. Para completar el regocijo, acordeón y guitarra proveyeron la música necesaria para levantar tierra con las alpargatas bailando algún chamamé, paso doble y otras yerbas.

Fue una tarde exquisita bajo la sombra de los árboles. La Loma en forma de perfecta media bola, se veía claramente, descubriendo el por qué del singular nombre del lugar. Pablo donó una bocina Sparton original que fue rifada a beneficio de una sociedad de bien público.

Cansados, pero contentos, muchos desechamos la autopista, volviendo por el camino provincial que atraviesa los pueblitos del lugar, saludando gente y presenciando un ocaso serrano inolvidable, tan inolvidable como ese día.

Gracias Pablo.

Al finalizar el Raid, un grupo de Socios, encabezados por nuestro Secretario, Sr. Néstor Padilla, decidimos pasar a conocer, antes de abandonar San Luis, un asombroso complejo en Justo Daract, a pocos km de Villa Mercedes. Descubrimos así la Estancia Santa Romana, lugar como pocos, de una complejidad inédita en nuestro país: parque temático, aeródromo, reserva faunística, museo aeronáutico, ferroviario, militar, de maquetas, coto de caza mayor… Y en el futuro, se contempla la construcción A ESCALA REAL de la cubierta de aterrizaje del portaaviones ARA Veinticinco de Mayo y un complejo de dormitorios en coches ferroviarios.

Un capítulo aparte merece la ilusión de construir una réplica del Cementerio de Darwin, Islas Malvinas donde descansan civiles y militares argentinos muertos en la contienda.

Aún no abierto al público en general, su mentor y propietario Dr. Emilio Magnaghi viajaba desde Mendoza sólo para abrirnos la tranquera de su establecimiento. Era una cuestión de honor que honráramos esa deferencia. En la lujosa recepción nos recibió Don Emilio, con una cordialidad digna de destacar, como si nos conociese de toda la vida. A partir de ese momento fue nuestro guía. En su micro cine vimos el video institucional y saboreamos un excelente café para luego pasar al moderno edificio de la sede administrativa y museo, donde una sala de maquetas exhibía modelos de casi todos los aviones que sirvieron en nuestro país. Completaban la colección dos admirables dioramas representando el hundimiento del Coventry durante la Guerra de Malvinas y una gran maqueta del portaaviones Independencia, el primero que tuvo nuestra Armada. Allí mismo, en una sala de reuniones de altísimo nivel, con los últimos adelantos técnicos, Don Emilio nos dio una pequeña charla sobre absolutamente todo lo que teníamos ante nuestros incrédulos ojos y nos señaló una gran foto del Crucero General Belgrano, la última tomada antes de su injusto hundimiento. Su relato de aquel desgraciado hecho de guerra nos embargó de emoción, dolor y amargura por lo innecesario de tantas muertes jóvenes.

La próxima nota fue un enorme galpón donde había estacionados tres vagones. Dos restaurados para servir de futuro alojamiento y el antiguo vagón presidencial utilizado por el General Perón en su campaña al interior, finamente restauradas sus maderas nobles y tapicería, al cual pudimos acceder para admirar su lujoso interior.

A pocos metros se hallaba la Estación Central, donde una formación de dos vagones y locomotora diesel nos llevaría a recorrer un circuito de 11 km. El paisaje era de un bosque tupido y achaparrado, de aspecto increíblemente africano, con gacelas, búfalos y algunos tigres en un vagón jaula (las cebras y otros animales ya venían en viaje desde Africa). Potreros desmontados y cultivados daban cuenta del potencial productivo del establecimiento. La primera parada, FUERZA AEREA, se ubica junto el aeródromo con su correspondiente hangar y Torre de control. Es de hacer notar que Emilio (ya tomamos confianza) hizo sacar a casi todos los aviones del hangar para nosotros, y, como lo muestran las fotos, nos divertimos en grande y como chicos. Más de 20 aviones, incluido el primer Tango 01 y algunos helicópteros colmaban nuestra capacidad de asombro. Y lo mejor es que podíamos subir y experimentarlos desde adentro. Para mí, en particular, fue muy emotivo volver a trepar al Gloster Meteor y al C 47 después de tantos años.

A pasos de allí se encuentra el SECTOR EJERCITO, con galpones alojando vehículos militares de todo tipo. Para solaz de otro grupo, pusieron en marcha un tanque Sherman llevando en un viaje de unos 10 metros a unos osados jóvenes antiguos (no viejos). El SECTOR ARMADA está en preparación y exhibirá en un futuro la cubierta del portaviones que ya referimos.

Y como todo lo bueno termina pronto, trepamos de nuevo al tren que nos depositó en la Estación Central. Fin del recorrido y para despedirnos, un rico tentempié, ocasión en que nuestro Sr. Padilla obsequió el escudo de CAdeAA a nuestro anfitrión, ya amigo quien, a su vez, devolvió la gentileza entregándonos el DVD Institucional y un hermoso libro con la historia de Santa Romana que ya es patrimonio de nuestra Biblioteca.

Cabe aclarar que los vehículos y aviones militares se encuentran en comodato en el lugar a cambio de un adecuado mantenimiento como para ser exhibidos al público.

Aún aturdidos por lo magnífico de la escala, cantidad, variedad e importancia de lo visto, fuimos subiendo a nuestros autos luego de despedir a este soñador de empuje avasallante cuyo lema es "Lo mejor está por venir". Durante muchos kilómetros la reflexión sobre esta frase fue el motivo de la charla o el silencio en el habitáculo.

Para apreciar la historia, dimensión y oferta del proyecto, pruebe www.santarromana.com Si le quedan dudas, considere lo siguiente: al abandonar Potrero de los Funes, mi esposa se quejó, sin éxito: ¿Otro museo vamos a visitar? ¿No podemos evitarlo y seguir a Buenos Aires? Mas luego de conocer Santa Romana y a Emilio Magnaghi confesó: ¡Me arrepiento de todo lo que dije! Categórico.

Héctor Cordeiro