Cierto día me acerqué al bueno de Bongiardino para felicitarlo una vez más por el brillante trabajo realizado en La Luneta, ocasión en que me tentó para que escribiera sobre la historia del auto más emblemático de Fiat. Me pareció que podía aportar un granito de arena para la revista y accedí.
Cuando se lee o escucha la palabra "Topolino" nuestro rostro esboza una sonrisa bonachona, inspiradora por el afecto. ¿Por qué? Porque así nos lo inspira ese nombre y la imagen que inmediatamente asociamos.
Este pequeño automóvil, aunque parezca exagerado, es conocido por tres generaciones; aun hoy se acercan los adolescentes preguntando si es el de aquel u otro actor, mientras los más pequeños oyeron hablar de él en su familia. Aquí, en Argentina, solo hemos visto el modelo a 1936 -1947 en una cantidad razonable, muy pocos de la serie B y casi ninguno de la C.
Sucedió que el pobre Topolino debió lidiar con calles y rutas en pésimo estado y, lógicamente, su fortaleza se vio disminuida. Eso no era todo: el tránsito, irrespetuoso por el más chico, hacía que el conductor de un pequeño vehículo, pasara muchas veces por un mal momento. Además, el usuario argentino estaba acostumbrado al auto grande, de modo que Fiat decidió importar unidades de mayor cilindrada, dejando de lado a nuestro pequeño amigo. De los tres modelos, el más importante resultó ser el A. Fue el primero en proyectarse y construirse, siendo los B y C derivados del primero, con mejoras técnicas. La trayectoria de este automóvil comenzó el 15 de junio de 1936 y duró hasta 1955, cuando se lanzó el 600, otro exitoso modelo diseñado y proyectado por nuestro invitado de honor, el Ing. Dante Giacosa.
Pero para hacer un "racconto" completo debemos retrotraernos a 1918, cuando el Senador y Director de FIAT. Giovanni Agnelli, verdadero visionario, adelantado a su época sacó al mercado italiano un automóvil tipo torpedo ballon de 770 cc, para dos personas y de bajo consumo para motorizar al país.
Si bien se vendieron 2000 unidades (buena cifra para la época) no obtuvo la repercusión esperada ¿A que se debía esa desconfianza? ¿Por qué el desinterés? Sucedía que anteriormente, varias fábricas europeas (DKW-HANOMAG - STANDARD SUPERIOR – SALOMON MAIOR) habían incursionado sin éxito en la fabricación de pequeños utilitarios monocilíndricos y bicilíndricos, los cuales fatigosamente alcanzaban los 70 kph. Eso no era del gusto de los italianos, quienes preferían autos más grandes y potentes. Aun no era el momento apropiado. El sueño del Senador Agnelli debería esperar aun 18 años.
Pero como todo en la vida tiene un vencimiento, en 1934 el Balilla era ya obsoleto. Había que renovarse y Giovanni Agnelli no se dio por vencido. El éxito de un auto para la gran masa debía ser una realidad y así se lo informó al Ing. Fessia, director de la sección Técnica Motori Avio. Fessia sugirió el nombre del Ing. Dante Giacosa, quien fue convocado inmediatamente para la tarea.
No era fácil, había que construir un auto económico, robusto, de bajo mantenimiento y que, además, gustara. Incentivado, el Ingeniero trabajó incansablemente por dos largos años, generando dos prototipos: el Zero A y el Zero, los que fueron probados exhaustivamente en todo tipo de terreno sin que presentara demasiados problemas, por lo que Fiat decidió presentar la versión definitiva del automóvil como dije anteriormente en Junio de 1936, llenando un espacio vital para el transporte en la península itálica.
El éxito no se hizo esperar. El llamado 500 A gustaba. La prensa especializada elogió muy especialmente algunas soluciones étnicas, como su motor colocado por delante del tren delantero (actualmente se sigue utilizando para los autos de tracción delantera), su cigüeñal apoyado en solo dos bancadas sin que por esto sufriera su fortaleza, la suspensión independiente que le daba una muy buena estabilidad, su chasis más perforado y liviano pero aún robusto, etc. También llamo la atención el grado de abertura de las puertas, sus asientos anatómicos y, en general, la sencillez del todo. El motor era un cuatro cilindros de cuatro tiempos con válvulas laterales, alimentado por gravedad (no poseía bomba de nafta) y se refrigeraba por termosifón (pues carecía de bomba de agua). Si bien sus 13,5 hp hoy nos hacen sonreír, bastaban para transportar dos personas adultas y dos pequeños (o valijas, o mercadería) hasta 85 kph. El escaso peso influía en el logro (535 kg). Por último, la colocación del radiador constituía un difícil problema, el espacio era tan reducido que condicionaba la dimensión de los cilindros (52 mm de diámetro por 67 mm de largo), la única salida era colocarlo por detrás del motor.
Con sus solo 567 cc. el Topolino circuló por buena parte de Europa y fue exportado a muchos países, entre ellos Argentina. También fue fabricado bajo licencia en Polonia por la Polski-Fiat, en Austria por Steyr-Puch, en Alemania por NSU-Fiat Neckar, en India por Premier y en Francia por Simca, donde tuvo gran éxito y la producción superó las 50.000 unidades.
Del Topolino (ratoncito) se fabricaron tres modelos: berlina, descapotable y un furgoncito practico para el transporte liviano en ciudad (300kg). Poseía cuatro marchas (3ra. sincronizada) y retromarcha, siendo su consumo de solo 6 litros cada 100 km. Se ofrecían variados colores: Bordeaux, Negro, Beige, Gris, Azul, Verde claro y Amaranto.
En 1948 se mejoró el modelo denominándolo 500 B. Este poseía válvulas a la cabeza, carburador Weber vertical que le otorgaba 16,5 hp con un menor consumo, si bien la velocidad final aumentaba hasta los 95 kph. La barra estabilizadora y los amortiguadores hidráulicos le daban más confort de marcha. En su interior se rediseñaron los instrumentos del tablero, ahora con marcador de nafta y reserva; en cuanto al volante este pre-anunciaba la llegada del 600. Las dobles escobillas mejoraban la visibilidad en días de lluvia. Pero la verdadera novedad, la dio la presentación de una pequeña rural revestida de madera al más estricto estilo americano, la cual podía transportar cuatro adultos y cuyo motor poseía una elasticidad sorprendente: sin cambiar de marcha aumentaba de 20 kph hasta la máxima de 95 kph. Se denominaba "Giardiniera Belvedere" (hoy muy deseada por los coleccionistas).
Del modelo B, se fabricaron en dos años 21.262 unidades.
Por entonces el Ing. Giacosa viajó a USA, quedando claramente influenciado por el american style y decidiendo renovar rápidamente la estética del 500, presentándolo en el Salón de Ginebra el 19 de Marzo de ese mismo año. Se llamaría C y sus líneas nos recuerdan un Ford cupé 1946, en dimensiones reducidas.
El auxilio ahora se alojaba en un pequeño baúl, estaba equipado con calefacción, desempañador de cristales, paragolpes más importantes y se lo potenció un poco más, alcanzando una máxima de 105 kph. Este pequeño gran automóvil se fabricó hasta 1955, cuando dando un paso al costado permitió que otro éxito del Ing. Giacosa colmara las calles italianas: llegaba el 600.
Muchos fueron los carroceros que vistieron al Topolino: Montescani, Francis Lombardi, Bruna, Mario Riva, De Pietri, Carrocerías Ticinum, Siata, etc. Para satisfacer la demanda de los pilotos italianos se realizaron carrocerías deportivas destacándose los trabajos realizados por Zagato, Siata, Bertone, Parisotto, Accossato. Este pequeño automóvil no dudó en presentarse en cuantas carreras se realizaran ya sea en circuito o trepada, obteniendo logros en su categoría, Participó del Rally de Montecarlo y de las durísimas 1.000 millas italianas. Otro dato más que interesante son los records mundiales obtenidos por el piloto italiano Rafael Cecchini quien en 1938 logró en los cinco km la velocidad de 144,629 kph; en las 5 millas 144,970 kph, en los 10 km 145,296 kph y en las 10 millas 146,696 kph.
Deseo resaltar la vigencia de este pequeño pero noble automóvil. Ustedes recordaran el concurso "El auto del siglo" y el panel de especialistas que formaban el jurado, pues bien, en la final concursaron 26 modelos entre los cuales estaba el Topolino.
Otra satisfacción recibida por Fiat fue la invitación para exponer un 500 a en la inauguración del Museo Internacional del Diseño 1993 en Inglaterra.
Allí, su creador Terence Conran explicó en rueda de prensa que la síntesis de estilo genial, funcionalidad y talento innovador, transforma el simple producto industrial en un hecho de cultura y hasta de arte".
Finalmente hay que resaltar otro hecho memorable: en el concurso de elegancia de Pebble Beach, en California, conmemorando el centenario de Fiat, un Topolino desfiló sobre el su ilustre césped.
Dante Giacosa, se asombraba: "Habiendo proyectado tantos autos, durante tantos años… ¿es posible que la gente me recuerde siempre y sólo por el Topolino?"
Es que si bien había proyectado otros modelos importantes como el 600, el 500 (1957), el 1400, el 1100, el Prímula con motor transversal, la Campagnola (jeep), el Multipla, el 127, el 128, el Topolino fue el modelo más popular, el más simpático y el que tuvo magnífica importancia como hecho técnico, histórico y cultural en Italia, Europa y el mundo.
Más tarde, de manos del Director General de Honda, recibiría un premio por sus estudios e ideas elaboradas y nunca realizadas en Italia, quién declaró que muchas de ellas habían sido utilizadas por la terminal japonesa.
Se completaba así el merecidísimo reconocimiento a la totalidad de su obra, constituida hoy en un hito en la historia del diseño automovilístico mundial. Especialmente por la ingeniosa utilización del espacio interior en vehículos de escaso tamaño exterior.