El galpón de Horacio Ariosto
El galpón de Horacio Ariosto
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El Socio de CAdeAA Número 23 se llama Horacio Ariosto. Es el menor de los 4 hijos que tuvo el matrimonio de Francisco Ariosto y Rosa Martiré después de haber llegado, en el año 1926, de la lejana tierra de Catanzaro en Italia. Desembarcaron con las valijas llenas de recuerdos, de dudas, de temores, pero seguramente con muchos sueños, para instalarse en la Argentina, más precisamente en Quilmes.
En el año 1958 Horacio conoció a su esposa, Amalia y en 1962 se vinculó a la Empresa Fernando Alaimo, representante de General Motors y propiedad de su suegro, en el centro comercial de Quilmes, que dominara el mercado automotriz en esa zona por más de 40 años, desde1935 hasta 1978. Allí se hizo cargo del mercado de usados hasta 1983.
En algún momento llegó a sus manos un Nash 1931 y, como buen Técnico Mecánico, comenzó esta carrera de "restaurador" (por la que CAdeAA lo reconoció como Restaurador Master en 2011) y "coleccionista", que nunca terminará. Es así como en ese solar de Bernal donde la familia Ariosto vivió y creció, Horacio construyó amorosamente su museo, su rincón de los recuerdos, su lugar en el mundo.
Al lugar, garaje, espacio físico, donde nuestros Socios guardan sus autos solemos mal llamarlo "EL GALPÓN" y éste es el caso, porque se trata de un hermoso garaje, con todas las comodidades de un verdadero salón de recepciones. Aquí festejó el casamiento de su hija, aquí ha pasado innumerables Navidades la familia y aquí recibe a sus amigos con el famoso pollo al disco, especialidad de la casa.
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Juan Manuel Fangio en CAdeAA |
"En el año 2001 empecé por el techo y un piso de cemento", cuenta Horacio, pero Amalia opinó que habría que colocarle pisos de cerámica. Cuando estuvo listo volvió a opinar: "ahora habría que hacerle el cielorraso" y así, perfeccionistas como son ambos, llegaron a este verdadero salón de 220 m2 con parrilla, cocina y baño, con puertas corredizas que permiten fácil acceso al parque donde los rosales y la fuente invitan a permanecer.
Los recuerdos cuelgan de las paredes o se exhiben en vitrinas como para merecer una verdadera visita guiada, las patentes de los rallys, las fotos con amigos y con cada uno de sus autos y, en un lugar preferencial, como enmarcando el ingreso, la foto con Juan Manuel Fangio y Coco Vertone en un encuentro que CAdeAA organizó en 1982 para recaudar fondos para la guerra de Malvinas.
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El escudo de CAdeAA siempre presente. |
Un poco más allá luce, amarilla y amorosamente enmarcada, la publicidad de Concesionario Fernando Alaimo en un diario del año 1957 que anuncia la venta de los camiones Chevrolet con plan de financiación y entrega inmediata. Y como observando el ambiente que lo rodea, orgulloso de su historia, un CHIVO DE ORO insiste en embestir el futuro. En su base la inscripción del año 1939 relata que, constituye un homenaje por "Haber contribuido a la venta de autos y camiones sobre cualquier otra marca en el volumen mundial, estableciendo el record que ahora ostenta".
Muchos autos antiguos pasaron por sus manos, como el Buick Sedán 1947 que terminó en manos de Carlos Menen para su cumpleaños del año 96. Pero hoy lucen impecables, esperando su turno para salir a la calle según la ocasión: un Fiat 800 Spider 1969, un Mercedes Benz 4 puertas 1980; el Essex Terraplane 1933, (que podríamos llamar su preferido, porque con él lleva recorridos unos 20.000 km de ruta); un Studebaker 1925; un Isetta 1958 y varias motos: una Lambretta 150 Std. 1956; una moto furgón 150 1958 de "Reparto lechero" y que dedicó a sus nietos; una Siambretta con sidecar 1961; una Gilera 300, 1969 y la réplica a escala de un Cadillac 1904, una verdadera joya hecha por sus propias manos.
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Antes combatíamos el calor y el frío con estos aparatos. |
Este espacio, mucho más que un galpón, invita a quedarse para viajar al pasado. Al pasado de dos historias familiares, la de los inmigrantes Ariosto que fueran reconocidos por los 50 años de brindar su esfuerzo y trabajo a la Argentina y al de la familia Alaimo, página imprescindible, por su trayectoria, en la historia de Quilmes. Pero también al pasado más inmediato de esta pareja tan querida, y al futuro, que recibirá con agradecimiento el rescate histórico y la conservación de la memoria.
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Por: Texto y fotos: Mónica Solís