Antiguos por las rutas
Antiguos por las rutas
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La Coloradita |
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Empezó como una simple idea. A la gente a la que le fui contando como iba a ser este viaje le pareció fantástico. La salida estaba programada para el 5 de noviembre, la cantidad de autos antiguos que intervendrían era muy buena. Pero el día 5 llegó y la lista se redujo a la baquet Ford A de Gabriel y Luciano Vieytes; el Rugby 26 de Horacio González O'Donnell (sin restaurar, que conserva una mecánica muy saludable) y, por último la baquet Ford A azul, de mi hijo Eugenio; que me la prestó nuevamente. Gabriel Berto fue mi compañero de ruta. Gabriel Vieytes se hizo cargo de la organización de lo concerniente a nuestra estadía en Tandil (fue fantástica).
La primera sorpresa la tuvimos al entrar a Rauch, allí el Sr. Rodolfo Espada nos esperaba en su taller de restauración y mecánica de campo con un riquísimo asado. En ese espectacular entorno, rodeados de fierros viejos, escuchamos muchas historias siempre vinculadas a nuestros queridos antiguos.
Un rato más tarde partimos para Tandil, al llegar nos dirigimos, muy de caras duras, a un galpón de la Asociación Vehículos de Época de Tandil (A.V.E.T). No tenían prevista nuestra visita y mucho menos que cenáramos en su sede. Mientras nos mostraban sus autos y un número enorme de objetos antiguos, prepararon una riquísima cena que compartimos con gusto.
Día 2
Hicimos recorrido general por Tandil: cerros, miradores, aerosillas, monumento al fundidor, lago, Cristo y muchos lugares realmente hermosos, siempre a bordo de nuestros bólidos.
A la tardecita partimos para Balcarce. Cuando faltaban 40km para llegar, el cielo se puso amenazante y hasta cayeron algunas gotas. Esto hizo que las dos baquets improvisaran una tiradita como para despuntar el vicio.
Día 3
En Balcarce el encargado de la agenda era yo, y todo arrancó a las 9 de la mañana cuando Miguel Corvalán, un aficionado a los autos antiguos de Balcarce, pasó a buscarnos por el hotel con una baquet Ford A blanca. Ya el grupo era de tres baquet y el Rugby. Nos llevo al taller de Toto Fangio donde, entre otras maravillas, nació La Coloradita de Balcarce. Más tarde conocimos a Hugo Sánchez, preparador exitoso, con muchos recuerdos del tiempo que le toco vivir con Bordeu, Toto y ese auto legendario. Don Hugo se inició con Toto a los 12 años y a los 18 empezó su historia desde arriba de La Coloradita, acompañando a Bordeu, logrando ganar grandes premios y el titulo de TC.
Luego visitamos la casa donde nació el quíntuple Juan Manuel Fangio y también el Museo, recorriéndolo completamente y disfrutando de todas esas piezas importantísimas que formaron parte de la historia grande del automovilismo mundial. De allí partimos a la casa de mi amigo Javier Santoro, quien nos esperaba con un formidable asado. A la caravana se sumaron ahora una voiturette Chevrolet 29, un Ford A 6 ventanas y una pick up Ford 51.
Al llegar a lo de Santoro nos enteramos de una estupenda noticia Hugo Sánchez y la Coloradita de Bordeu, con su Chevrolet siete bancadas, los tres carburadores y toda la potencia ya estaban instalados en el parque. Inmensa alegría nos dio verla.
Luego del asado visitamos el autodromo que se encuentra a pocas cuadras, pudiendo girar varias vueltas con todos los antiguos. Allí, La Coloradita estaba en su salsa y dio cátedra. Hasta algunos del grupo pudieron ver qué se sentía estar en la butaca derecha.
Por el famoso puente del autodromo de Balcarce a 235 kph… ver ese pedazo de historia a pleno girar fue muy emotivo. Más tarde, en el hotel, la propia gente del pueblo venia a sacarse fotos ya que, según escuché, La Coloradita no sale seguido a la calle.
Cuando parecía que el día y las sorpresas se estaban acabando recibimos un llamado. Era el propio Tulio Crespi desde Cuba, diciéndole a nuestro anfitrión Miguel Corvalán, que en su taller nos esperaba un señor encargado de abrirnos y mostrarnos todos los autos que está construyendo. Con los últimos rayos de sol fuimos hasta la ruta 226, cerca del cruce con la ruta 55 y visitamos su establecimiento. ¡Gracias Tulio!
Día 4
Llegó el día de la retirada. Todo tiene un final. Las naves no tuvieron ningún problema. Cabe destacar el notable desempeño del Rugby, las baquets circulábamos más rápido y parábamos a esperarlo o a descansar un rato; pero el viejito del 26 casi no tuvo descanso y su desempeño fue inmejorable.
Amigos, fue otra gran experiencia. Como digo siempre, hacen falta más antiguos y clásicos por las rutas y caminos, arrancando sonrisas a la gente. Saludos y gracias a todas las personas que hicieron de este viaje algo inolvidable.
Por: Adrián Cruz