Un ruso sobre la barda

Un ruso sobre la barda

Un ruso sobre la barda

GAZ
GAZ
GAZ
GAZ
GAZ. Detalle de la parrilla
GAZ. Detalle de la parrilla
GAZ. Insignia
GAZ. Insignia
GAZ. Insignia
GAZ. Insignia
GAZ. Detalle del tablero
GAZ. Detalle del tablero
GAZ. Detalle del tablero y volante
GAZ. Detalle del tablero y volante
GAZ. Detalle del interior
GAZ. Detalle del interior
GAZ. Detalle del motor
GAZ. Detalle del motor
Símbolo de la fábrica GAZ: la Gacela comunista.<br/> En uso desde 1956
Símbolo de la fábrica GAZ: la Gacela comunista.
En uso desde 1956

Faltaba algo más de una hora para ir al aeropuerto. Estaba en Neuquén, por trabajo y ya había agotado mi agenda. Decidí ir hasta un puente sobre el Limay, que no conocía, en el paraje Balsa Las Perlas. Llegué por un camino de ripio entre chacras de manzanares y perales. El puente, en muy buen estado, me tentó y lo crucé, entrando a la Pcia. de Río Negro. Unas pocas casas se desgranaban alrededor de esa cabecera del puente. Un puesto fitosanitario, donde su agente lavaba el auto y una deshabitada casilla de la Caminera, me vieron pasar.

Hacia adelante, el camino subía las bardas y se perdía en la sima. Lo seguí, pensando descubrir el lado posterior desde el punto más alto. Pero luego de llegar allí, recorriendo un par de kilómetros, encontré que no se veía, del otro lado, más que otras bardas y más desierto.

Recordé aquel último párrafo de "Sobre Héroes y Tumbas", donde Martín y Bucich, el camionero que lo llevaba, apenas cruzado el Rio Colorado, acomodaban el camión en un desvío de tierra:

Bucich preparó el despertador y dijo: "Hay que meterle a las cinco", y luego se alejó dos pasos para orinar, Martín creyó que era su deber hacerlo cerca de su amigo.

El cielo era transparente y duro como un diamante negro. A la luz de las estrellas, la llanura se extendía hacia la inmensidad desconocida. Bucich dijo: "Qué grande es nuestro país, pibe"… entonces Martín, contemplando la silueta gigantesca del camionero contra aquel cielo estrellado, mientras orinaban juntos, sintió que una paz purísima entraba por primera vez en su alma atormentada.

Yo no andaba en un camión sino en un Corsita alquilado, no era de noche, el Río no era el Colorado, pero igual los imité, sonriendo al recordar a mi querido Martín, aquel torturado e intenso personaje creado por Sábato.

Nada para ver, hora de pegar la vuelta, viendo la ciudad de Neuquén en el horizonte, del otro lado del río. Lindo, solitario, fresco, diferente. Me sentía bien.

Cuando estaba por encarar el Puente nuevamente, por el rabillo del ojo derecho, sobre una elevación, entre máquinas viales, la silueta de un auto abandonado me llamó la atención.

Adivinó: frené brusco, deslizándome y haciendo ruido sobre el ripio, apurado. No sea cosa que alguien llegue primero y…. ¿En el desierto patagónico? ¡Qué enfermo estoy! pensé riéndome. Allá arriba, el costado del armatoste parecía de un Hudson.

Al ir llegando ya me di cuenta que era muy raro. Bajé del auto y comencé el exámen. Era una ambulancia. ¡Y LA MARCA ESTABA EN RUSO! Me exité, el corazón me latía más fuerte. ¿Por qué? Y que se yo… una ambulancia rusa sobre una barda desolada, en Rio Negro. Se da poco, ¿viste…?

Por suerte tenía la camarita y empecé a tirar fotos. Estaba bastante bien conservado el catafalco, sin óxido, los cromados impecables, mérito del muy seco clima desértico. Con muchas roturas y pocos faltantes. Sobre la tapa del baúl, muy borroso, se alcanzaba a leer: USO EXCLUSIVO DE YPF. PLAZA HUINCUL. Bastante lógico.

Adentro, una división separaba el asiento delantero y atrás, sobre un piso plano, se veían dos rieles para deslizar y sostener la camilla y dos butaquitas tipo trasportín para los acompañantes.

No tenía marca alguna, a excepción de un logo "FA 3" sobre el centro del tablero. Lo demás estaba en ruso. Eso era todo.

¿Y cómo corno hago para saber que auto es? ¿Dios quiere volverme loco? ¿Será Satán? Me muerde la intriga y la certeza de que nunca voy a enterarme la historia, características, cosas, de aquella ambulancia.

Pero es hora de tomar el avión. Al llegar al Aeropuerto me enteré que venía con 2 ½ h de demora. Uffffffff. Volví al Hotel y me quedé en el lobby, sacando mi notebook para hacer tiempo. A los 10 minutos el Google estaba al rojo, con tres pestañas abiertas simultáneamente, buscando imágenes y textos sobre el rusito. Por fin, el Buen Dios del Automovilismo, viendo mi infantil frenesí, se apiadó, mandándome toda, absolutamente toda, la información sobre este mamut perdido hace medio siglo y encontrado por este antropólogo de ocasión.

Fíjense: Si Uds. creían que la única marca rusa era LADA, estaban tan equivocados como yo. También existió la más emblemática y lujosa VOLGA. Historia que comenzó cuando la Ford Co. de USA y la Unión Soviética, cuando todavía eran amigos, construyeron una fábrica conjunta en 1929 a fin de combinar herramientas y conocimientos norteamericanos con trabajo comunista soviético. La planta se hizo en Nijniy Novgorod, ciudad que más tarde se llamaría Gorky. La fábrica GAZ (Gorky Avtomobilniy Zavod / Fábrica de Automóviles Gorky) tuvo entre sus primeros productos vehículos militares y algunos modelos experimentales basados en coches Ford ya en venta en USA.

Terminada la WWII, comenzaron a construir vehículos de pasajeros y lo llamaron "Pobeda" (Victoria), alegóricamente, después de su devastadora victoria sobre los Alemanes.

Esta línea de producción fue altamente apreciada por el stablishment oficial (nomenklatura) como una vidriera para su distinguido estilo de vida; lejos, claro, del común camarada ciudadano. Estos deberían esperar por años para obtener un Lada mientras sus gobernantes obtenían de inmediato sus suntuosos "Volgas".

Nuestro morrocotudo hallazgo, el GAZ 12 ZIM (ГАЗ-12 ЗиМ), se fabricó entre 1950 y 1959, con carrocerías tipo sedan, algún convertible, limusina, phaeton (extremadamente rara) y la ambulancia, que se denomina GAZ 12B (ГАЗ-12Б).

ZIM significa Zavod Imeni Molotova, literalmente "nombrados después de Molotov" pues así nombraron a esa fábrica por un tiempo. Los autos posteriores al 56 ya no usaron esas iniciales. Como nuestro descubrimiento ostenta ЗиМ en su trompa, significa que se fabricó en la planta Molotov, entre el 50 y el 56. Por lo menos tres automóviles ZIM fueron adaptados para ser usado sobre rieles de trocha angosta. Dos de ellos aún están en uso.

Tenían algunos avances tecnológicos como asientos traseros calefaccionados, luz de giro con destrabe automático y radio de tres bandas. Calzaba un motor GAZ-51 proveniente de un camión militar, 6 en L, de 3,5 litros y 90 hp, que impulsaba sus 1940 kg (con tanque lleno, sin pasajeros) hasta los 120 kph, deglutiendo 15,5 l cada 100 km. La suspensión delantera era independiente con amortiguadores y resortes; la trasera de elásticos semi elípticos longitudinales y amortiguadores. Frenaba (aunque supongo que no mucho) con hidráulicos en las 4. Su caja era de 3 velocidades. Si bien ya sabemos que por aquellos años los soviéticos estaban bastante cabreros con los norteamericanos, no dudaron en copiarle descaradamente sus diseños estilísticos.

Todos estos datos los investigué en Internet donde, hoy día, hay más información que en la malograda biblioteca de Constantinopla. Solo hay que tener paciencia, tiempo y saber buscar.

Increíblemente, en un lapso de tres horas descubrí, fotografié, investigué y, ahora, estoy en el avión, que en menos de una hora y media me deja en Aeroparque, terminando esta nota en mi versátil compu, incrustada en mi pecho cuando el pasajero de adelante reclinó su respaldo partiéndome en dos.

Asombrosas maravillas de la ciencia cibernética y la modernidad, que me permitirán bajar mis pulsaciones, dormir feliz esta noche y soñar con mi soviético descubrimiento y su radiografía.

Izquierda: Sedan restaurado, chasis GAZ 12 ZIM. Derecha: Aviso de la época
Izquierda: Sedan restaurado, chasis GAZ 12 ZIM. Derecha: Aviso de la época

Por: Orlando Bongiardino