Motorama GM
Motorama GM
Impresionante Road Show a la medida de un Gigante
|
|
|
|
|
En los últimos 100 años Estados Unidos derramó, sobre buena parte del mundo, su cultura consumista, tendencias, un discutido sentido de la estética y cataratas de sueños de una futura vida mejor.
A principios de la anterior centuria, USA comenzó a delinear un mañana donde el auto sería uno de sus actores principales. A mediados de ese siglo, el Gran Vencedor de la WW II sintió que cualquier cosa que se propusiera sería posible. Su gente deliró con un porvenir de autos futuristas, en ciudades y autopistas elevadas, con maravillosos aparatos y robots electrodomésticos. ¿Recuerdan "Los Supersónicos…"?
Y el futuro llegó así. Tal cual habíamos sido inducidos a soñar. Con autopistas elevadas (seccionando ciudades), caminos de cintura (siempre colapsados) y ciudades (atiborradas) con maravillosos, eficientes (aunque muy polucionantes) automóviles, asistidos por la electrónica, los satélites y la cibernética.
La visión fue correcta. El resultado, desastroso.
En esta ensoñación, el Gigante GM tuvo actuación fundamental a través de sus exposiciones-show donde presentaba los prototipos (hoy "concept cars") que predecían aquel futuro espacial. Fueron los MOTORAMA (1949-1961).
Hoy en día, es el público quién le indica a las terminales qué autos deberán fabricar para tener éxito. Por aquellos años la ecuación era inversa. GM le decía a la gente qué autos debían comprar para ser exitosa. Tal era su magnífica influencia.
El desarrollo impresionante de la aviación y la carrera espacial coexistieron e influyeron determinantemente en Harley J. Earl, mentor de muchos de los desarrollos futuristas que GM exhibía cada año. Los diseños comenzaron a copiar detalles aeronáuticos y terminaron pareciéndose a cohetes espaciales con ruedas y turbinas.
La historia se remonta a 1933 y 1934, cuando uno de los temas de la Feria Mundial de Chicago fue "A Century of Progress", exposición de los más destacados logros en el campo de la ciencia y la tecnología. El éxito obtenido instó a continuar con el tema de la feria Mundial y a llevar la exhibición a diferentes ciudades de los Estados Unidos, para beneficio de los que no visitaron la Feria de Chicago.
En 1949 la muestra se llamó "Transportation Unlimited Autorama" Visualmente impactante y montada en el Waldorf Astoria y en Boston, fue vista por 600.000 almas. En 1950 conto 320.000 visitantes. No se realizó en 1952. Fueron itinerantes desde 1950 y a partir de 1953 se llamaron MOTORAMA. En 1953 la vieron 1.400.000 personas, cifra que trepó a 1.900.000 en 1954 y a 2.200.000 en 1956. Cada vez más escenográficas, con shows musicales incorporados y lustre de cultural, reunían multitudes en cada escala, más allá de los coches en sí mismos.
Tan grandes eran las muestras, que necesitaban 100 camiones para desplazarse por el país. Y llegaron a convertirse en modelo de marketing y estética corporativa a estudiar e imitar por el empresariado norteamericano.
Tan imponente fue el festival de colas, luces, cromados, chapa, tamaño, potencia y consumo, que se convirtió en religión. Sus sacerdotes, encandilados por sus propios destellos y engolosinados por la miel del éxito, no oyeron la voz que la realidad les gritó durante la crisis petrolera de los ‘70. Los japoneses vieron mejor. GM no quiso ver. Su credo fue su calvario, su cruz y su agonía. Por primera vez, en 2008 Toyota vendió más autos en USA que GM . Hoy el gigante está mal herido, quebrado por su soberbia, los sindicatos y un mercado que le dio la espalda cuando se enteró que aquel mundo ideal de MO TORAMA era insustentable para sus actuales exiguas billeteras.
Una gran tristeza nos invade hoy al ver esta realidad. Tristeza y bronca, porque muchos, muchísimos, de los que estamos aún en "eterno desarrollo" creímos también en ese sueño.
De todos modos, la grandiosidad de MOTORAMA estuvo a la altura de la envergadura de GM y refleja un momento importantísimo de la historia automovilística mundial y, como tal, debemos observarlo, analizarlo y atesorarlo.
Futurliner Motorama Restaurado
|
|
|
|
Estos camiones monumentales , fueron desarrollados por GM para asistir los traslados de MOTOROMA entre los Estados de la Unión. Preparados en diferentes versiones, servían como escenarios multifunción, ya sea para ejecutar música, dar conferencias o promocionar los productos de la terminal. Su lateral se abría y desde su techo emergía un futurístico soporte de luces alimentadas por su propio grupo electrógeno.
Los FUTURLINERS y su tripulación de 60 jóvenes, llevaron su prédica futurística a millones de personas a través de Norteamérica desde 1936 hasta 1956. Sus 6 metros de portones a cada lado se convertían en perfectas plataformas para exhibiciones estáticas y demostraciones tecnológicas en vivo. Su altura era de 3,63 m, pesaban alrededor de 13 tn y cargaban casi 400 litros de combustible.
Es de imaginar la caravana de 30 o 40 de estos enormes aparatos a través del interior norteamericano, rodando por la calle principal, rojos, relucientes, invitando a concurrir a su show próximo y cercano. Muy parecido a un gran desfile circense y con el mismo efecto de ineludible fascinación. En la industria del espectáculo, los norteamericanos fueron, y son, gurúes imbatibles. Millones de mandíbulas colgando y ojos desmesuradamente abiertos lo certifican a través de la historia.
La segunda Guerra Mundial puso un paréntesis a la actividad hasta su resurgimiento posterior, en 1953, cuando fueron reconstruidos y actualizados. Pero tres años más tarde, la novedosa Televisión proveyó un mejor y más cómodo escenario, haciendo que las exposiciones rodantes perdieran vigencia y provocando que GM se deshiciera para siempre de los Futurliners
Titánica tarea
Un grupo de voluntarios comenzó a restaurarlo después que sus despojos fueran encontrados en un museo de Indiana al que lo habían donado. Su rescatador, Don Mayton, ex Gerente de GM se había enamorado de estos mastodontes al ver uno ya restaurado en California.
Mediante incontables y titánicos aportes de trabajo, materiales y dinero, quedó al fin terminado el Futurliner número 10, uno de los 12 vehículos de exhibición con grandes duales frontales, diseñados especialmente para el DESFILE DEL PROGRESO de GM.
Un extraordinario esfuerzo que nos permite hoy "ver y tocar" la grandiosidad de espíritu y pensamiento desplegado por los Motorama Shows.
|
Por: Orlando Bongiardino