Se llevó a cabo el fin de semana largo del 20 de junio, organizado por el recientemente fundado "Club de Autos Clásicos de Puerto Madryn" y el Club de Autos Clásicos de la Patagonia.

Partimos con la intención de hacer el viaje en dos etapas, encontrándonos por el camino con los amigos de CAdeAA: Pancho y Aurora Scarlato con el Mercedes Benz 300 D; Eduardo Herce y German Vaccarezza con el Mercedes Benz 350 SL; Andrés Pincehelyi y Roberto Di Gaeta con el BMW 316 y nosotros, los Elías con nuestro Torino 380.

Madryn nos recibió con un día de sol y una agradable temperatura, que invitaba a caminar por la playa. El brindis de bienvenida tuvo lugar en la Concesionaria Volkswagen y como nunca, se notó el "todo a pulmón" de los organizadores, quienes, con mucho esfuerzo, sacaron la empresa adelante ya que a último momento les fallaron muchos auspicios institucionales con los que contaban. Así, los mismos Socios hicieron de improvisados mozos y nos atendieron de maravillas. El sábado, al fin de la primera etapa Madryn-Puerto Pirámide, nos embarcamos para el tan esperado avistaje de las ballenas. El viento y el frío no empañaron el espectáculo en el que "las protagonistas", que anualmente llegan al golfo a aparearse y parir, se lucieron izando sus colas majestuosas entre las olas y "soplando" chorros de agua que, en medio de exclamaciones, las cámaras fotográficas peleaban por captar. Estuvieron muy cerca y la maestría del Capitán virando a babor y estribor nos permitió disfrutar a pleno, regresando a la costa empapados, pero felices.

La vuelta a Madryn se constituyó en la segunda etapa.

El domingo se cumplió con la tercera etapa Madryn – Isla de los Pájaros - Centro de Interpretación, en el Istmo Florentino Ameghino.

Para nosotros no fue un rally más. Fue el primero compartido en familia a pleno, ya que nos acompañaron Carolina y Adrián y María Noel y Gonzalo (las hijas de Héctor con sus parejas) quienes, abrigados con camperas de CAdeAA gracias a la gentileza de algunos amigos, sumaron un grupo nutrido de representantes del Club. Noel y Gonzalo acompañaban a los Scarlatto y Carolina y Adrián a nosotros, sumando la alegría, la frescura y la diversión que los jóvenes aportan.

La cuarta etapa, fue desde Ameghino a Madryn. Allí recibimos una sorpresa, pues 10 km antes de terminar y después de haber recorrido 330 km de Rally, nuestro Torino se plantó, terminándose la carrera para nosotros. Y también se terminó para Pancho quien, esta vez, venía corriendo entusiasmado y bastante bien posicionado, pues su espíritu solidario fue más fuerte y paró a auxiliarnos. Como otras veces nos ha pasado, llegamos a Madryn detrás de una cuarta, remolcados por el verde Mercedes Benz de los Scarlato, nunca tan bien bautizado: "John Deere". A mi me enseñaron que así son los fierros, pero nuestros jóvenes acompañantes no superaban su desilusión. Andrés Pincehelyi diagnosticó: "Rotura del engranaje del distribuidor".

La entrega de premios fue brillante, con cena en el Hotel Casino Rayentray (5 estrellas), donde algunos aprovecharon para jugar unas fichitas.

Esta vez el Club volvió sin copas; el equipo Scarlato volvió con el Premio al "Espíritu Solidario"; el Torino volvió en "mosquito"; nosotros volvimos en avión y nuestros acompañantes volvieron hablando de repetir la experiencia ya que, como todos sabemos bien, esto provoca adicción.