Carnestolenda

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La noche en que el barrio alucinó.

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Si la noche del 24 de Abril Ud. estuvo por Lomas de Zamora y vio salir de una estación de servicio al Batimóvil conducido por el mismísimo Batman con su Batichica de copiloto, usted no estaba en Ciudad Gótica ni estaba sufriendo alucinaciones. Si los vio ingresar bajo una lluvia torrencial a Sanchez de Loria 1666 y desaparecer tras un enorme portón de metal, ésa no era la Mansión Wayne y en sus subterráneos no estaba la baticueva.

Si al mismo lugar vio llegar a Carmen Miranda con un tocado de frutas en la cabeza, si la escuchó cantar y bailar secundada por "Los Maracas"… Ud. no estaba viendo una película de los años 40. Si mas tarde ingresó al salón y se sorprendió con una dama española sentada en las rodillas de un cura, pues créame, no eran Camila O´Gorman y el Padre Ladislao. Y si un poco más allá encontró a tres árabes reunidos alrededor de una mesa, pareciendo deliberar acerca del futuro político y el petróleo de Medio Oriente, junto a dos coyas (uno de los cuales con gafas de buceo, decía ser guardavidas del Lago Titicaca ) y, además, ¡El Zorro!, ésa no era una reunión cumbre del UNASUR ni de la ONU.

Ahora, quizás, Ud. también pudo haber visto a la mismísima Susana Giménez, cuyo ajustado conjunto de leopardo acentuaba una figura sexy, con blonda cabellera, enormes anteojos de sol, cargada con bolsas del shopping y su querido perro Jazmín en brazos, al lado de un número considerable de brujas como para celebrar un aquelarre, el hada Campanita, Marilyn Monroe, el Emperador Nerón y una bellísima Julieta sin su Romeo más la versión femenina de D´Artagnan y la favorita del jeque árabe. Y si más tarde vio llegar un impecable Plymouth amarillo limón y descender una pareja elegante y distinguida como salida de un teatro de Broadway en 1936; sorprendiéndose además con un show de Elvis Presley, al mejor estilo Las Vegas, con guitarra eléctrica desenchufada pero insinuantes movimientos pélvicos que, al ritmo del Rock de la Cárcel arrancaba aplausos y gritos histéricos de las mujeres y fotos de los hombres; si los vio a todos divertirse compitiendo por qué equipo cantaba o bailaba mejor, si los vio reírse sin notar que el reloj corría y la madrugaba los sorprendía, bajo la conducción de un iracundo hippie años 70 y una elegante señora de muchos brillos que arrancaba de la concurrencia: "¡Qué noche Teté, qué noche!"… entonces Ud., se lo aseguro, estuvo en la Fiesta de disfraces de CAdeAA.

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Por: Mónica Solís