Juan Carlos Pugliesi

Perfiles

Juan Carlos Pugliesi

"Me sentí Fangio al correr en el Autódromo"

El número cuatro

Juan Carlos Pugliesi
Carlistos y flía exhibiendo la 1ra Acta del CLub
Carlistos y flía exhibiendo la 1ra Acta del CLub
La latona lista para salir a la pista en el Autódromo
"La latona" lista para salir a la pista en el Autódromo

Desde muy chico soñaba con tener "un antiguo". No sabe por qué. Cierto día, un conocido le recomendó a la Tana Alcamí y a su esposo Ricardo que lo visitaran. Tenían varios Ford A y querían vender uno. Con la pobreza típica de los 21 años, Pugliesi terminó comprándolo en cuotas.

A los pocos meses reapareció la Tana (enérgica Directora de primaria), informándole que quería fundar, con dos o tres muchachos más, un club de autos. Se reunieron en la plaza Grigera, frente a la catedral. Charlaron allí, de parados, conociéndose. Un corralón de materiales, el domicilio particular de Pugliesi (Padre) y el Club de Amigos de Lomas, fueron sedes provisorias hasta que alquilaron una vieja casa en Banfield. El 14 de Mayo de 1978 firmó el acta fundacional de CAdeAA.

Su primer viaje "largo" fue al Club de Cazadores de empalme San Vicente. ¡Qué odisea! En el 80 tomó prestado el Delage de Macnie para el "Rally de la Costa".

Una de las primeras preguntas a su futura esposa fue "¿Te gusta viajar? Porque yo tengo un autito…Y voy a un Club…" ¡Quién sabe qué hubiera pasado si le contestaba que no! Cuenta Carlos, con gran emoción, la compra de la actual sede de la calle Loria: "Trabajamos todos. Cada uno cuando y cómo podía, acercando dinero o cambiando el Ceibo de lugar para despejar la entrada, por ejemplo. ¡Me salieron unos músculos manejando la motosierra para cortar el cerco!" "Recuerdo tantos momentos: los preparativos de cada viaje, la amistad que fue apareciendo en el camino, los viernes con cena, sobremesa y café"

El Ford A se transformó en la cuna de sus tres hijos y algunos de los Socios pasaron a ser sus tíos afectuosos. La mayor se dormía sólo si escuchaba el "suave" arrullo del V8 de la chata Ford 37. Declara haber ganado alguna carrera y perdido muchas. Y en alguna oportunidad, terminado sin luces, con su acompañante mirando atentamente la línea del costado de la ruta para no irse a la banquina.

"Me sentí Fangio al correr en el Autódromo"

"Atravesé campos sin caminos, bajo el sol, salpicado de barro, con La Latona, mi Baquet. Crucé la Cordillera y anduve por la llanura. Con el Club disfruté los 18º bajo 0 en el Catedral y sufrí un remolque vergonzoso por una nafta en mal estado que tapó el filtro. Supe de un tornillo suelto y de un montón de brazos empujando mi andar. Participé en la primera Comisión Directiva y en otras, con mayor o menor intensidad. "Alguna vez, preparando una mamadera por una calle de tierra, me perdí" Han pasado largos 33 años, parece mentira, tanto tiempo y tantos amigos. Ahora, como Tesorero, hago cuentas, sumo mi esfuerzo, porque el Club, que es de todos, desea seguir creciendo. Me siento feliz"

Carlitos, como lo llamamos los que lo apreciamos (o sea absolutamente todos), además de buen esposo, mejor padre, gran amigo, representativo Socio fundador (el Nro. 4) y colaborador permanente, es un tapicero de autos de colección de altísimo nivel. Muchos de los autos premiados en Autoclásica llevan su marca. Suma mucha experiencia (su padre era tapicero de carruajes) y dedicación. Y es, por sobre todo: una excelente persona y un muy cálido ser humano. Por sus cualidades personales y profesionales ha ganado el respeto de todos. No es poca cosa.