Macoco de Alzaga Unzue

Macoco de Alzaga Unzue

Un bon vivant que se convirtió en leyenda (1901-1982)

.Macoco en su Duesenberg J, LeBaron, Phaeton<br/> doble parabrisas <br/> (Historia Deportiva del Automovilismo-La Nación)
.Macoco en su Duesenberg J, LeBaron, Phaeton
doble parabrisas
(Historia Deportiva del Automovilismo-La Nación)
Duesenberg Lebaron Dual Cowl Phaeton.<br/> El auto hoy, en un museo en Japón
Duesenberg Lebaron Dual Cowl Phaeton.
El auto hoy, en un museo en Japón
Foto dedicada por Macoco a Enrique Fernández Ortega
Foto dedicada por Macoco a Enrique Fernández Ortega
Macoco de Alzaga Unzue
500 millas de Indianápolis 1923. Macoco en la Bugatti
500 millas de Indianápolis 1923. Macoco en la Bugatti
Macoco de Alzaga Unzue
Macoco de Alzaga Unzue
Portada del libro Tirando manteca al techo<br/>Biografía de Macoco de Alzaga Unzué <br/>por  Roberto Alifano
Portada del libro "Tirando manteca al techo"
Biografía de Macoco de Alzaga Unzué
por Roberto Alifano
Wendolyne Robinson de Alzaga Unzué sentada y, parado<br/>junto a ella, Joaquin de Anchorena. <br/>Foto publicada por la revista Caras y Caretas en 1922
Wendolyne Robinson de Alzaga Unzué sentada y, parado
junto a ella, Joaquin de Anchorena.
Foto publicada por la revista "Caras y Caretas" en 1922

La historia de este personaje me intrigó siempre. La aparición de un libro de Roberto Alifano sobre su vida me dio al fin la oportunidad de conocerlo.

Automovilísticamente, podemos decir de él que participó varias veces como piloto del equipo Bugatti en Monza y fue el primer corredor argentino ganador de un premio internacional. Con una cupe Mercedes Benz se inició en las picadas porteñas. En 1921 ganó la primera carrera Internacional Montevideo-Punta del Este. Luego, el Gran Prix de Marsella en 1924 con un Sunbeam acompañado por Alberto Rodríguez Larreta. Intervino, también, en las 500 Millas de Indianápolis con Raúl Riganti de acompañante.
También que importó una Graham Paige descapotable que usaba en su heredada estancia de 5.000 ha en Bragado, durante su capítulo de estanciero dedicado, que duró un tris. Y un Essex Super Six Model E cupé, descapotable, hecha a medida sólo para cinco compradores: él, dos banqueros, un príncipe y un Maharajá.
Podríamos decir, además, que poseyó, entre otros, una cupé Chrysler 75 (que vendería a Gardel), dos Amilcar de carrera, 30 Hispano Suiza (sic), un Ballot 2 litros, un Mercedes Benz SSK, un Panhard 20CV Sport, y un Mercedes 1908, 120/140 HP ("Era un coche estupendo. Lo rompí en una piña que me di en la avenida Alvear y Ocampo un día que estaba todo embarrado" –declaró).
Que tuvo, simultáneamene, una representación de Pierce-Arrow en la calle Florida y otra de Auburn-Cord-Duesenberg en la calle Santa Fe, dos de Chrysler y que importó uno de los primeros aviones Piper con motor Ford, con el cual casi se mató haciendo un vuelo rasante sobre la estancia de los Casares, al tragarse un molino.

Pero su relación con los autos resultó ser solamente un apéndice en la increíble vida de este increíble personaje durante un increíble período de la Argentina y el mundo.

Permítanme resemblar, a manera de inventario, algo de las Mil y Una Noches que descubrí en "Tirando Manteca al Techo" el libro de Roberto Alifano. A propósito he dejado afuera muchas de las anécdotas que se han difundido míticamente, muchos nombres y muchos lugares, tiranizado por el siempre escaso espacio.

1901. El Inicio

Nombrado Martín Máximo Pablo de Álzaga Unzué, fue hijo de don Félix Gabino de Álzaga Piñeyro y Ángela Unzué Gutiérrez Capdevila.
Su ídolo fue su hermano mayor Félix Saturnino Pedro José de Álzaga Unzué quien al casarse con Elena Peña Unzué Lezica hizo construir, como su vivienda, la mansión que hoy ocupa el Hotel Four Seasons. Otro hermano suyo, Rodolfo Enrique, fue el padre del conocido Rolo de Álzaga. Sus hermanas fueron Josefina Celina Victoria y María Inés de la Concepción del Corazón de Jesús.
Su tía, Concepción del Corazón de Jesús Álzaga Unzué, viuda de Casares, fue su guía y regente solo en su infancia, pues como adolescente fue ingobernable.

Su primer amor, platónico y adolescente, fue una hija del Zar de Rusia, nada menos, quien nunca se enteró, naturalmente. "Cuando fue encarcelada por los bolcheviques habría dado mi vida por ella" confesaría.

Según el protocolo patricio de la época, sus padres arreglaron su casamiento con una dama de la alta sociedad porteña. Pero Macoco no tenía intenciones de acollararse todavía y, en el transatlántico en que viajaron con la tía chaperona y celestina de la damisela, se enganchó con la cantante de Blues de la orquesta del barco abandonando el cepo preparado y provocando un escándalo de proporciones en su familia y en la sociedad porteña.

Felicitas Guerrero fue viuda de Martín de Álzaga, un antepasado suyo. Victoria Ocampo fue su prima segunda y su esposo Adolfo Bioy Casares fue su amigo. También Borges.
La fortuna familiar provenía de las adjudicaciones por la Campaña del Desierto a ancestros paternos y maternos. Sumaban 100.000 ha que producían oro en forma de cereal.

El

Para describir a Macoco intentaré lo siguiente:
Ponga un muchacho encantador, con la pinta de Brad Pitt, seductor, las ganas de trabajar de Isidorito, tres idiomas, apellido patricio, educación europea, cien millones de dólares en el bolsillo y un desparpajo a toda prueba. Ahora duplíquelo.
Algo así daría una somera idea. No me crea a mí. Le sugiero lea con atención, pensando en que, hay volcadas aquí, sólo una parte de sus extravagancias.

Vestía como un Dandy. Fue un aristócrata argentino, chico caprichoso, enfant terrible nacido en cuna de oro. Falto de las caricias de su madre y los consejos de su padre, se crió en la mansión de Alvear 1345, hoy sede del Jockey Club. Nariz respingada, atléticos 1,80 m y de frente ancha, estudió en Eton, Inglaterra, pero poco. Fue bromista pesado legendario.
Amante de los fierros pesados y las mujeres livianas, su padre lo llamaba "el incorregible Macoco".
A sí mismo se definía como: creyente, buen católico, respetuoso de las tradiciones y bien intencionado.
A pesar de encarnar la burguesía terrateniente argentina, fue amigo de Alfredo Palacios, Juan B. Justo, José Ingenieros y los Muñiz, todos socialistas a los que calificaba de "Buena gente, bien intencionados". "Yo soy anarquista. Mis ideas no se diferencian mucho a las de ellos" declaraba.

Periplos

Europa lo fascinaría para siempre y su billetera sin fondo le abriría todas las puertas.
En infinitos cruces del Océano, los años 20 lo verían en cruceros de lujo por el Mediterráneo, cenando en Maxim´s, de cócteles por mansiones de la nobleza, recalando en el Elefante Blanco, el Moulin Rouge o el Casino de París.
Su "pied a terre" era la casa parisina de la familia junto al Sena, que había pertenecido a una duquesa de la dinastía Romanov. Más tarde compraría una residencia en la Borgoña con viñedos, afamada pues había pertenecido a Claude Monet.

"Tirar manteca al techo" fue un dicho acuñado por una de sus travesuras. En el Restaurante Maxim's de Paris, donde invitaba a comer a sus amigos, había en el cielorraso unas pinturas de unas valquirias con prominentes senos sobresaliendo de sus generosos escotes. Una noche, usando un tenedor como catapulta, apostó colocar un trozo de maneca entre aquellas redondeces pintadas. Inmediatamente se armó un torneo entre sus acompañantes haciendo un desastre con la manteca chorreando del cielorraso.

Sus peregrinas aventuras de millonario argentino derrochón a manos llenas, le acuñaron motes como: Play Boy; Chasseur de Femmes; Giovane Mondano; Latin Lover o Celebridad Internacional.

Amigo de Saint-Exupéry, voló con él en el legendario avión Laté 25. Conoció a Gardel, con quien se cruzó en sus primeros viajes a París y a quien contrató para que cantara en una fiesta suya. Gardel no quiso cobrarle, pero él le pagó de todos modos, mucho más, según su costumbre.
Fue amigo de Maurice Chevalier y Charles Chaplin. También de la "Mistinguett"

Conduciendo su Chrysler Six Imperial regresaba a Montecarlo con Aarón de Anchorena, otro play boy y maestro suyo, cuando pararon a almorzar en la Riviera descubriendo allí un lugar encantador donde compró una residencia, poniendo de moda a la localidad.

Trajo el espectáculo del Lido de París completo a un teatro de Revistas de Buenos Aires, invitando a Jean Cocteau y a Picasso a la Argentina, invitación de la que los artistas se excusaron por "ser demasiado largo el viaje". Conoció a Dalí.

Charles De Gaulle lo buscó al venir a Buenos Aires para condecorarlo con la Médaille Militaire por haber sido espía al servicio de la Resistencia.

Visitó Leningrado trasladando un Rolls Royce desde Finlandia en barco, para recorrer Rusia. No lo dejaron visitar otras ciudades y se marchó antes que le expropiaran el auto.

La Aventura Americana

En los años de gloria norteamericana, tuvo su departamento en Manhattan. En ese alto departamento, comprado a los Du Pont, una dama despechada que se había tomado todo y más, decidió suicidarse y, abriendo la ventana del piso 25 comenzó a caminar por la cornisa. Macoco no tuvo más remedio que salir, caminar por la cornisa y hablarle dulcemente hasta convencerla de volver a cruzar la ventana, esta vez hacia adentro. "Ese día –confesó- tuve miedo de verdad".

"Invitado amablemente" por Al Capone, fue obligado a ser su Socio en el famosísimo Cabaret "El Morocco", en New York. Antes había tenido uno llamado Bath Club que debió cerrar cuando la mafia se lo rompió todo. En esos años conoció a Eliot Ness.

Compró un rancho en Arizona donde crió ganado por un tiempo

Viajando a Los Angeles para una carrera, se enamoró de Beverly Hills y compró casa allí. Conoció a todo Hollywood. Sus fiestas fueron memorables. Sus safaris amorosos y presas conseguidas, también.

Ganó fortunas asociado con Howard Hughes o con Joseph Von Sternberg en la producción de películas. También se asoció brevemente con Aristóteles Onassis en un negocio de barcos, huyendo de esa relación apenas pudo. Entre muchísimos otros, conoció a Clark Gable, Laurence Olivier, Olivia de Havilland, Tyrone Power, Alfred Hitchcock, Groucho Marx, Humphrey Bogart, Mary Pickford, Edward Robinson, Gina Lollobrigida y a Errol Flynn, (quien estaba pasando un mal momento anímico y a quien le regaló un velero de 30 m donde Errol viviría sus últimos penosos años y moriría al fin)

Mujeres famosas. Esposas, amigas, amantes.

Se casó con Wendolyne Robinson, despampanante rubia de la que se enamoró proponiéndole casamiento inmediato. La luna de miel fue en la suite más cara del Port Palace Hotel, Mónaco, donde pidió que retiraran todos los muebles y objetos pues no le gustaban, llamando a su decorador personal para poner esa suite a su gusto. Se casó luego con Kay Williams, una modelo de "Vogue" que luego se casaría con Clark Gable. ¿Otros nombres? Ginger Rogers, Greta Garbo, Claudette Colbert, Rita Hayworth. Josephine Baker. Carmen Miranda. Juliette Chatelain Condesa de Pompadour, Gloria Swanson... Jamás estuvo solo.

Argentina

En Buenos Aires, "pelando la de cuero repleta de toben…" más de una vez cerró boliches y se adjudicó todas las "chicas que trabajan" direccionándolas a su mesa para regodeo de su séquito de compinches y admiradores. El Armenonville, el Tabarís, el Royal y El Porteño fueron otros apeaderos aquí.
Siempre rodeado de amigos, sus travesuras prepotentes eran aceptadas sin chistar en esos años en que a los niños bien se les permitía cualquier tropelía. Como cuando se colaron una madrugada en el zoológico para ver como se despertaban los animales, dándole de comer ladrillos a un pobre hipopótamo que murió atragantado. Su billetera sin fondo también fue capaz de borrar la responsabilidad de esa muerte.

Esas eran las andanzas que no le perdonaban tíos, tías y primos a quienes sacaba de quicio; o a la alta sociedad porteña, que en el fondo, envidiaba su desenfado. Sus tropelías fueron antológicas. Por ejemplo, aquella vez en que los dueños de Gath y Chavez le prohibieron exhibir en la vidriera su Sunbeam ganador en Marsella, aunque su Gerente se lo había prometido; calculando distancia y velocidad y, ante los azorados transeúntes, atravesó los vidrios y colocó el automóvil con absoluta tranquilidad en el lugar que creyó conveniente, diciendo con la altanera impunidad "Mi glorioso automóvil se queda allí. Yo pago lo que se haya roto".

Tuvo en Buenos Aires la primera boutique, donde introdujo los primeros trajes de baño sin piernas, el primer pantalón de mujer y otros artículos deportivos de avanzada.

1982 Crónica de un final anunciado

En el final, Macoco se convirtió en el fiel exponente de aquella Argentina de extraordinaria riqueza y de porvenir sin límites que, gracias a una cadena interminable de desatinos, se convirtió en decadente, imprevisora y pobre.
Desheredado por sus ancianas tías, cansadas de bancar sus desastres financieros, sumado a la estafa que un amigo administrador de su campo le perpetrara, su estrella comenzó a decaer. Los años hicieron su tarea y su cuerpo acusó el uso desmedido. Para ayudarse financieramente compró algunos autos para restaurar y vender al exterior.
Viviendo en un departamento prestado, falleció en 1982 luego de pasar sus últimos años deprimido, aburrido y sin dinero.
La manteca hacía mucho que se había terminado. Algunos gatos fueron su última compañía.

Por: O. Bongiardino
Fuentes: "Tirando manteca al techo"-Roberto Alifano
Reportaje realizado por Santiago Sanchez Ortega